Bendiciones que retornan

15.04.2016 23:08

El propósito de Dios al organizar.

 

La iglesia de Cristo en la tierra fue organizada con propósitos misioneros, y el Señor desea ver a toda la iglesia idear medios y recursos por los cuales los encumbrados y humildes, los ricos y los pobres, puedan oír el mensaje de verdad (Testimonios Selectos, tomo 4, pág. 286).

 

Unirse para el ejercicio de la benevolencia.

Dondequiera que la verdad ha sido proclamada y la gente ha sido desertada y convertida, los creyentes inmediatamente se unieron para ejercitar la caridad.  Doquiera se presentó la verdad bíblica, una obra de bien práctico tuvo su comienzo.  Dondequiera que una iglesia se establece, la obra misionera se realiza para ayudar a los desvalidos y dolientes (Testimonies, tomo 6, págs. 84, 85).

 

El perfeccionamiento de los talentos.

Nuestras hermanas . . . no carecen de capacidad, y si diesen el uso debido a los talentos que ya poseen, su eficiencia aumentaría grandemente (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 593).

 

EL CUIDADO DE LOS ANCIANOS

 

Atendidos con respeto y ternura.

Se hace constantemente hincapié en la necesidad de cuidar a nuestros hermanos y hermanas ancianos que no tienen hogares. 

 

Permanecer entre amigos y parientes.

Los ancianos necesitan también sentir la benéfica influencia de la familia.  En el hogar de hermanos y hermanas en Cristo es donde mejor puede mitigarse la pérdida de los suyos.  Si se les anima a tomar parte en los intereses y ocupaciones de la casa, se les ayudará a sentir que aún conservan su utilidad.  Hacedles sentir que se aprecia su ayuda, que aún les queda algo que hacer en cuanto a servir a los demás, y esto les alegrará el corazón e infundirá interés a su vida.

 Los jóvenes también pueden obtener ayuda de la sabiduría y la experiencia de los ancianos.  Más que nada necesitan aprender a servir con abnegación.

 La presencia de alguien que necesita simpatía, longanimidad y amor abnegado será de inestimable bendición para más de una familia.  Suavizará y pulirá la vida del hogar, y sacará a relucir en viejos y jóvenes las gracias cristianas que los revestirán de divina belleza y los enriquecerán con tesoros imperecederos del cielo (El Ministerio de Curación, págs. 155, 156)

 

Seamos dispensadores de los bienes de Dios.

Dios ha colocado propiedades en las manos de los hombres a fin de que aprendan a ser misericordiosos, para que sean los dispensadores de sus bienes para aliviar los sufrimientos de las criaturas caídas de Dios (Signs of the Times, 20-6-1892).

 

Mantengamos el corazón tierno y lleno de simpatía.

Los actos de generosidad y benevolencia fueron dispuestos por Dios para mantener el corazón de los hijos de los hombres tierno y lleno de simpatía, y para despertar en ellos interés y afecto mutuos a imitación del Maestro, el que por nosotros se hizo pobre, para que pudiéramos ser ricos por su pobreza (Testimonies, tomo 3, pág. 547).

 

BENDICIONES QUE RETORNAN

 

La ley de la acción y la reacción.

La sabiduría divina ha recalcado, en el plan de salvación, la ley de la acción y la reacción, la cual hace doblemente bendita la obra de beneficencia en todas sus manifestaciones.   Dios podría haber alcanzado su objeto en la salvación de los pecadores sin la ayuda del hombre.  Pero él sabía que éste no podría ser feliz sin desempeñar en la gran obra una parte en la cual cultivara la abnegación y benevolencia.

 

Para que el hombre no perdiese los bienaventurados resultados de la benevolencia, nuestro Redentor ideó el plan de alistarlo como colaborador suyo (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 360, 361).

 

Sólo cuando nos entregamos a Dios para que nos emplee en el servicio de la humanidad, nos hacemos partícipes de su gloria y carácter.

Nadie puede dejar que por su vida y su corazón fluya hacia los demás el río de bendiciones celestiales sin recibir para sí mismo una rica recompensa (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 69).

 

El origen de la verdadera felicidad.

Al obrar por los demás, se experimentará una dulce satisfacción, una paz íntima que será suficiente recompensa.  Cuando estén movidos por un elevado y noble deseo de hacer bien a otros, hallarán verdadera felicidad en el cumplimiento de los múltiples deberes de la vida (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 204).

 

Sólo se halla la verdadera dicha siendo bueno y haciendo el bien (Youth's Instructor, 5-12-1901).

Nuestra felicidad nos la proporcionará nuestro trabajo desinteresado, impulsado por el amor divino, porque en el plan de salvación, Dios ha señalado la ley de la acción y de la reacción (Signs of the Times, 25-11-1886).

 

El ministerio de la caridad promueve la salud.

Aquellos que den demostraciones prácticas de su benevolencia por medio de sus actos de simpatía y compasión en favor de los pobres, los dolientes y los desventurados, no solamente aliviarán a los que sufren, sino que contribuirán en gran forma a su propia felicidad y estarán en camino de asegurar la salud del alma y del cuerpo.  Isaías ha . . . descripto ampliamente la obra que Dios aceptará y bendecirá a su pueblo al realizarla (Testimonies, tomo 4, pág. 60).

 

Cómo el ministerio de la caridad beneficia la salud.

El placer de servir a los demás imparte calor a los sentimientos de uno mismo, el cual fulgura por los nervios, aviva la circulación de la sangre y promueve la salud mental y física (Testimonies, tomo 4, pág. 56).

 

LA DÁDIVA DEL AMOR DE DIOS*

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tengo vida eterna.  (Juan 3: 16)

¿Cómo podemos entender a Dios? ¿Cómo hemos de conocer a nuestro Padre?  Hemos de llamarlo con el cariñoso nombre de Padre. ¿Y cómo hemos de conocer a él y el poder de su amor?  Es mediante el diligente escudriñamiento de las Escrituras.  No podemos apreciar a Dios a menos que nos compenetremos del gran plan de la redención.

 

SOLO UN REDENTOR*

Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros. (Rom. 5: 8)

Tan pronto como hubo pecado, hubo un Salvador.  Cristo sabia lo que tendría que sufrir, sin embargo se convirtió en el sustituto del hombre.  Tan pronto como pecó Adán, el Hijo de Dios se presentó como fiador por la raza humana (SDA Bible Commentary, tomo 1, pág. 1084).

 

EL TEMA MAS EXCELSO*

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.  (1 Juan 4: 9)

El plan de la redención por el cual el misericordioso Redentor divino-humano rescató al hombre de la esclavitud del pecado, escapa a la comprensión de los hombres o los ángeles.  Es ciertamente un misterio tan excelente, tan grande, tan sublime, que nunca podemos esperar comprenderlo plenamente.

 

LA GRACIA DE DIOS TRANSFORMA LA VIDA*

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. (Juan 3: 7)

La gran verdad de la conversión del corazón por el Espíritu Santo es presentada en las palabras de Cristo a Nicodemo:  "De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo [o de lo alto], no puede ver el reino de Dios. . . Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3: 3-6) (Review and Herald, 7 de julio, 1904)

 

Libro en Lugares Celestiales.

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