COLABORADORES CON DIOS.

15.07.2016 17:10

 

"Honra a Jehová de tu sustancia, y de las primicias de todos tus frutos; y serán llenas tus trojes con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto" (Prov. 3: 9, 10).

 

"Hay quienes reparten, y les es añadido más: y hay quienes son escasos más de lo que es justo, mas vienen a pobreza.  El alma liberal será engordada: y el que saciare, él también será saciado" (Prov. 11: 24, 25).

 

"Mas el generoso piensa en cosas generosas, y él por cosas generosas será hecho estable" (Isa. 32: 8, VM).

 

En el plan de salvación, la sabiduría divina estableció la ley de la acción y de la reacción; de ello resulta que la obra de beneficencia, en todos sus ramos, es doblemente bendecida.  El que ayuda a los menesterosos es una bendición para ellos y él mismo recibe una bendición mayor aún.

 

La gloria del Evangelio consiste en que se funda en la noción de que se ha de restaurar la imagen divina en una raza caída por medio de una constante manifestación de benevolencia.  Esta obra comenzó en los atrios celestiales, cuando Dios dio a los humanos una prueba deslumbradora del amor con que los amaba.

 

 "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3: 16).  El don de Cristo revela el corazón del Padre. Nos asegura que, habiendo emprendido nuestra redención, él no escatimará ninguna cosa necesaria para terminar su obra, por más que pueda costarle.

 

La generosidad es el espíritu del cielo.  El abnegado amor de Cristo se reveló en la cruz.  El dio todo lo que poseía y se dio a sí mismo para que el hombre pudiese salvarse.  La cruz de Cristo es un llamamiento a la generosidad de todo discípulo del Salvador.

 

  El principio que proclama es de dar, dar siempre.  Su realización por la benevolencia y las buenas obras es el verdadero fruto de la vida cristiana.  El principio de la gente del mundo es: ganar, ganar siempre; y así se imagina alcanzar la felicidad.

 

 

LAS BENDICIONES DE LA MAYORDOMÍA

Al dar a sus discípulos la orden de ir por "todo el mundo" y predicar "el evangelio a toda criatura", Cristo asignó a los hombres una tarea: la de sembrar el conocimiento de su gracia.  Pero mientras algunos salen al campo a predicar, otros le obedecen sosteniendo su obra en la tierra por medio de sus ofrendas.

 

 El ha puesto recursos en las manos de los hombres, para que sus dones fluyan por canales humanos al cumplir la obra que nos ha asignado en lo que se refiere a salvar a nuestros semejantes.  Este es uno de los medios por los cuales Dios eleva al hombre.

 

 Es exactamente la obra que conviene a éste; porque despierta en su corazón las simpatías más profundas y le mueve a ejercitar las más altas facultades de la mente.

 

NUESTRO GENEROSO BENEFACTOR

El poder de Dios se manifiesta en los latidos del corazón, en los movimientos de los pulmones y en las corrientes vivificadoras que circulan por los millares de conductos del cuerpo.

 

 Estamos endeudados con él por cada momento de nuestra existencia y por todas las comodidades de la vida.  Las facultades y las aptitudes que elevan al hombre por encima de la creación inferior constituyen el don del Creador.

 

El nos da sus beneficios en gran cantidad.  Estamos en deuda con él por el alimento que comemos, el agua que bebemos, la ropa con la que nos vestimos y el aire que respiramos.

 

El sol que brilla sobre la tierra y da esplendor a toda la naturaleza, el fantasmagórico y solemne resplandor de la luna, la magnificencia del firmamento tachonado de brillantes estrellas, las lluvias que refrescan la tierra y que hacen florecer la vegetación, las cosas preciosas de la naturaleza en toda su variada riqueza, los elevados árboles, los arbustos y las plantas, las espigas ondeantes, el cielo azul, los verdes prados, los cambios del día y la noche, la renovación de las estaciones, todo esto habla al hombre acerca del amor de su Creador.

 

 

DONDE CRISTO MORA HAY LIBERALIDAD

 

Cuando la  perfecta bondad de Dios inunde el corazón ocurrirán cosas admirables.  Cristo morará en el corazón del creyente como una fuente de agua que fluye para vida eterna.

 

Cuando se entroniza a Cristo en el corazón

Cuando Dios confía riquezas al hombre, lo hace con el fin de que adorne la doctrina de Cristo nuestro Salvador utilizando sus tesoros terrenales para promover el reino de Dios en nuestro mundo.  Debe representar a Cristo, y por 32 lo tanto no ha de vivir para complacerse ni glorificarse a sí mismo, ni para recibir honor a causa de su riqueza.

 

El circuito celestial de la beneficencia, DTG 12, 13.

La benevolencia divina conmovida hasta sus profundidades infinitas, 9 T 59, 60.

El plan de salvación comienza y termina en la benevolencia, 3T 548.

¿No inducirán a manifestar gratitud el amor y la misericordia de Dios? 2 T 600.

La benevolencia surge del amor agradecido, JT 1, 375.

 

 

No se obtiene perfección del carácter sin abnegación, 9 T 53.

La benevolencia es un testigo glorioso de la gracia transformadora de Dios, 2 T 239.

El amor abnegado es la mayor evidencia de sinceridad, JT 3, 147.

Un argumento que el mundo no puede contradecir, JT 1, 563.

La prosperidad espiritual se da en proporción a la liberalidad sistemática, JT 1, 386. 36

Planeado por Dios para hacer al hombre semejante a sí mismo, JT 1, 553.

Entregándolo todo con deseo ferviente, JT 1, 54.

El amor abnegado proporciona un gozo más puro que el que dan las riquezas, JT 1, 360, 377.

La generosidad de Dios al colocar sus dones en nuestras manos, JT 2, 333.

La capacidad para recibir es aumentada por la liberalidad, 6 T 448, 449. 39

 

 

 

!Bendiciones Abundantes!

 

 

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