El Altar del Incienso.

20.02.2015 09:03

 

 

Exodo 30.

 

El lugar que ocupa el altar del incienso en las instrucciones que Moisés recibió es muy instructivo. Hasta el final de Éxodo 27, todo está dispuesto con respecto a la manifestación de Dios —los símbolos de exhibición, tal que se los denomina a veces. Inmediatamente después, corresponde el asunto del acercamiento a Dios; y por eso la siguiente cosa es la designación y la consagración —teniendo sólo estos el privilegio de entrar en el santuario.

 

Entre la mayor parte de los pueblos de la antigüedad se acostumbraba ofrecer incienso como parte del culto religioso. En las Escrituras, el incienso simboliza las oraciones que ascienden desde el altar del corazón hacia Dios (Sal. 141: 2; Luc. 1:10; Apoc. 5: 8; 8: 3, 4).

en el altar del incienso representan el poder de la oración (Gén. 32: 24-30) 

 

Delante del velo.

El altar del incienso fue ubicado en el lugar santo, junto al "velo" que separaba ese lugar del santísimo (cap. 40: 21-27). Aunque estaba en el lugar santo, se consideraba que pertenecía al lugar santísimo (Heb. 9:3,4). . Era éste el lugar a donde venían a encontrarse con Dios, cuya morada estaba en el lugar santísimo. El incienso que se ofrecía allí no sólo llenaba el lugar santo sino que se elevaba y pasaba por sobre el "velo" al lugar santísimo (ver com. cap. 26: 32). El hecho de que el altar estuviese "delante del propiciatorio" nos enseña que por medio de la oración podemos entrar en la presencia de Dios. Aunque el "velo" de la humanidad (1 Cor. 13: 12) impide que nuestros ojos físicos vean a Dios, la fe y la oración pueden llegar a donde el cuerpo no puede entrar.

 

Incienso aromático. La composición del incienso se da en los vers. 34-38. Todas las mañanas, inmediatamente después de la salida del sol, las lámparas eran alistadas y limpiadas por el sacerdote (ver com. cap. 27: 20).

Rito perpetuo. El incienso debía ofrecerse en el altar dos veces al día, en la hora de la oración matutina y de la oración vespertina. El altar del incienso representaba la intercesión continua, así como el altar del holocausto representaba la expiación continua (PP 366). Sin embargo, no existe ninguna afirmación clara sobre si se quemaba continuamente incienso sobre este altar o no, aunque hay elementos que parecieran favorecer una respuesta positiva (PP 359). El incienso quemado en forma continua nos enseña que diariamente debemos venir ante el Señor en oración (Sal. 16:8; 55: 17; 1 Tes. 5: 17, 18; pp 367). Debemos orar "sin cesar" (1 Tes. 5: 17).

 

Una vez en el año. Esto se refiere al gran día de la expiación, el 10º día del 7º mes, cuando el sumo sacerdote debía tomar la sangre y ponerla sobre los  altar del incienso para limpiarlo y santificarlo (Lev. 16: 18, 19). Este acto no lo transformaba en altar de expiación. 

 

Ungirás también a Aarón. el cual debía ministrar  . 

 

Ageo 1:12

 

!Bendiciones Abundantes!

 

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