La Venida del Reino

19.05.2015 09:33

 

Lucas 17

 

El pasaje consta de dos partes: un dicho proverbial de Jesús sobre la fe (vv.5-6), seguido de un discurso semi-parabólico referido al carácter incondicional del servicio (vv. 7-10).

Aunque ambas perícopas son claramente disimilares en su temática, poseen su hilo conductor en la realidad de la fe como una entrega total que nace del encuentro entre la realidad divina y humana.

 

El evangelio de Lucas es la primera parte de una obra que consta de dos tomos. En el prólogo -que ha sido escrito en un griego muy bueno como lo atestigua la historiografía antigua- Lucas escribe cuál es el propósito de su obra. Para él se trata de la compilación fiel de un libro de alto nivel, para que los gentiles interesados (entre ellos sobre todo los llamados piadosos, simpatizantes con la fe judía) tuvieran un buen documento que les permitiera conocer la historia del Señor Jesús. Lucas es historiador y evangelista; la meticulosidad con la que escribió su obra era de gran importancia para la distribución del evangelio. Aunque su evangelio se dirige a un tal Teófilo.

[La venida del Reino, Luc. 17: 20-37.  Cf. com.  Mat. 24: 3, 26-41.] No sabemos si los fariseos se encontraron con Jesús durante este viaje (ver com. vers. 11) o después de su llegada a Perea. Es probable que transcurriera entonces el mes de marzo del año 31 d. C., a lo sumo unas pocas semanas antes de la pascua.  Compárese este episodio con anteriores exigencias de los fariseos para obtener información de Juan el Bautista (Juan 1: 19-22) y de Jesús (Mat. 16: 1; Mar. 2: 16; Juan 2: 18)

 

Habían transcurrido casi algunos  años desde que Juan el Bautista comenzara a proclamar que "el reino de los cielos" se había acercado (Mat. 3: 2; ver com. vers. 1).  La gente de Galilea había escuchado a Jesús proclamando el mismo mensaje por lo menos durante dos años (ver com.  Mat. 4: 12; Mar. 1: 15).  Ahora los fariseos se acercan a preguntar cuánto tiempo más deben esperar antes de ver una evidencia concreta de que el reino verdaderamente estaba por llegar. Al hacer esta demanda, los fariseos estaban desafiando la autenticidad del mesianismo de Jesús e insinuaban que era un falso mesías.

 

Según puede verse, el concepto equivocado de los fariseos acerca del reino mesiánico fue lo que los impulsó a hacer esta pregunta (ver com. cap. 4: 19). Entendían que el reino de Dios era una organización política, y que el Mesías Rey sería un gobernante temporal que dominaría todas las naciones y las subyugaría al gobierno judío (ver t. IV, pp. 27-40).  Sus  sueños todavía no se habían materializado, y por lo tanto estaban seguros de que el "reino" aún no había llegado. El reino todavía era futuro para ellos.

 

Mejor "no viene el reino de Dios con observación"; es decir, no puede observarse su venida. El reino del cual Juan y Jesús habían hablado 819 -el reino de la gracia- ya se encontraba presente.

 

El discurso de los vers. 22-37 se refiere al reino futuro de la gloria y no al reino actual de la gracia divina (ver com. Mat. 4: 17; 5: 2-3). Jesús ha afirmado que el reino de la gracia ya está presente, que ha sido establecido y que actúa en el corazón de los hombres (Luc. 17: 21).  Pero advierte ahora a sus discípulos que el reino de gloria, el cual los fariseos erróneamente creían que era el tema de la enseñanza de Jesús, todavía es futuro; "tiempo vendrá" contrasta con "está entre vosotros" (vers. 21).

Ya habían surgido muchos falsos mesías, y aparecerían muchos más.  Teudas, a quien habían seguido cuatrocientos hombres y Judas de Galilea, quien "llevó en pos de sí a mucho pueblo", quizá pueden haberse contado entre los falsos mesías (Hech. 5: 36-37).  El desierto era con frecuencia el lugar donde se congregaban estos entusiastas agitadores políticos.  A pesar del intenso anhelo de los discípulos de que su Maestro volviera, no debían dejarse engañar pensando que un mesías advenedizo y militar pudiera ser el Cristo.

La cruz debía preceder a la corona (ver com.  Mat. 16: 21; Mar. 9: 31; etc.). Los discípulos no debían esperar de inmediato el reino de gloria (ver com.  Mat. 25: 31).

 

Mientras los antediluvianos llevaban a cabo sus actividades normales, vino el diluvio y los sorprendió.  No esperaban un cambio tan brusco y repentino.  Estaban absortos en sus actividades y placeres mundanales, adormecidos por una falsa sensación de seguridad.  No estaban suficientemente  820 preocupados por lo que vendría (ver com.  Gén. 6: 5-13; cf. 2 Ped. 2: 5).

 

Se manifieste. Gr. apokalúptÇ, "descubrir", por lo tanto, "manifestarse".  La palabra "apocalipsis" deriva del verbo apokalúptÇ, y significa "revelación".  El verbo se refiere aquí a la revelación del Hijo del hombre en poder y gloria, así como algunas veces el sustantivo apokálupsis, "apocalipsis", se refiere a la venida de Jesús (ver 1 Cor. 1: 7; 2 Tes. 1: 7; 1 Ped. 1: 7, 13).

 

En aquel día. Compárese con la doble profecía de Mat. 24: 15-20, según la cual el caso de los cristianos que estuvieran viviendo en Jerusalén cuando la ciudad cayera ante los romanos en el año 70 d. C., en cierta medida representaría el de los cristianos antes de la segunda venida de Cristo (ver com.  Mat. 24: 16-17

 

Sus bienes.

Las posesiones materiales tienen poco valor cuando la vida no está segura. Salvar su vida.  Es decir "salvarse a sí mismo".  Ver com.  Mat. 16: 25.  Esta gran paradoja del cristianismo expresa una de las grandes verdades eternas del Evangelio (ver com.  Mat. 6: 33).

"¿en qué circunstancias?" Parece que los discípulos quedaron perplejos en cuanto al tiempo cuando ocurrirían las cosas de las cuales Cristo les hablaba y la manera en que sucedería (ver com.  Mat. 24: 3)

¿Cuándo viene por fin el reino que Juan predicaba, del cual pareces tú ser el protagonista? ¿Por qué todavía no percibimos nada de tu reino?

 

Comentario bíblico adventista .

!Bendiciones Abundantes!

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