La vida de Cristo.

20.01.2016 14:40

 

La vida de Cristo era de una influencia siempre creciente, sin límites; una influencia que lo ligaba a Dios y a toda la familia humana.  Por medio de Cristo, Dios ha investido al hombre de una influencia que le hace imposible vivir para sí.  Estamos individualmente vinculados con nuestros semejantes, somos una parte del gran todo de Dios y nos hallamos bajo obligaciones mutuas.  Ningún hombre puede ser independiente de sus prójimos, pues el bienestar de cada uno afecta a los demás.  Es el propósito de Dios que cada uno se sienta necesario para el bienestar de los otros y trate de promover su felicidad. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 310.)

 

Tenemos hoy un ejército de jóvenes que puede hacer mucho si es debidamente dirigido y animado. Queremos que nuestros hijos crean la verdad. Queremos que sean bendecidos por Dios.  Queremos que participen en planes bien organizados para ayudar a otros jóvenes.  Prepárense todos de tal manera que puedan representar debidamente la verdad, dando razón de la esperanza que hay en ellos, y honrando a Dios en cualquier ramo de labor donde estén calificados para actuar. (Boletín de la Asociación General, tomo 5, Nº 2, págs. 29, 30; 24 de enero de 1893.)

 

El Señor desea que obtengamos toda la educación posible, con el objeto de impartir nuestro conocimiento a otros.  Nadie puede saber dónde o cómo ha de ser llamado a trabajar o hablar en favor de Dios.  Sólo nuestro Padre celestial ve lo que puede hacer de los hombres.  Hay ante nosotros posibilidades que nuestra débil fe no discierne.  Nuestra mente debiera ser enseñada en forma tal que, si fuere necesario, podamos presentar las verdades de la Palabra de Dios ante las más altas autoridades terrenales y de un modo que glorifique su nombre. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 304.)

 

Toda verdad importante recibida en el corazón debe hallar expresión en la vida.  Es en proporción a la medida que se recibe del amor de Cristo como los hombres desean proclamar su poder a otros; y el mismo acto de proclamarlo profundiza e intensifica el valor que tiene para nuestras propias almas. (Review and Herald, 19 de febrero de 1889.)

 

Todos los que reciben el mensaje del Evangelio en su corazón anhelarán proclamarlo.  El amor de Cristo ha de expresarse. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 116.)

 

Hemos de alabar a Dios mediante un. servicio tangible, haciendo todo lo que podamos para aumentar la gloria de su nombre. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 275.)

 

Vuestra fuerza y bendiciones espirituales estarán en proporción con el trabajo de amor y las buenas obras que realicéis. (Testimonies, tomo 3, pág. 526.)

 

Hemos de convertir nuestros deberes cotidianos en actos de devoción, aumentando constantemente en utilidad, porque vemos nuestra obra a la luz de la eternidad. (Testimonies, tomo 9, pág. 150.)

 

En su vasto plan, el Señor tiene un lugar para cada uno.  No ha dado talento alguno que no sea necesario. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 303.)

 

Cada uno tiene su lugar en el plan eterno del cielo.  Cada uno ha de trabajar en cooperación con Cristo para la salvación de las almas.  Tan ciertamente como hay un lugar preparado para nosotros en las mansiones celestiales, hay un lugar designado en la tierra donde hemos de trabajar para Dios. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 297.)

 

Los ojos del Señor se fijan en cada uno de sus hijos: tiene planes acerca de cada uno de ellos. (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 367.)

 

El espíritu de Cristo es un espíritu misionero.  El primer impulso del corazón regenerado es el de traer a otros también al Salvador. (El Conflicto de los Siglos, pág. 76.)

 

La única forma de crecer en la gracia es estar realizando con todo interés precisamente la obra que Cristo nos ha pedido que hagamos. (Review and Herald, 7 de junio de 1887.) 128

 

No debéis esperar mejores oportunidades o habilidades extraordinarias para empezar a trabajar por Dios. (El Camino a Cristo, ed. 1952, pág. 86.)

 

Las relaciones entre Dios y cada una de las almas son tan claras y plenas como si no hubiese otra alma por la cual hubiera dado a su Hijo amado. (El Camino a Cristo, ed. 1952, págs. 102, 103.)

 

No es la cantidad de trabajo que se realiza o los resultados visibles, sino el espíritu con el cual la obra se efectúa lo que le da valor ante Dios. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 365.)

 

El Señor desea que usemos cada don que poseemos; y si lo hacemos, tendremos mayores dones para 131 usar.  El no nos otorga de una manera sobrenatural las cualidades de que carecemos; pero mientras visamos lo que tenemos, él obrará con nosotros para aumentar y fortalecer toda facultad.  En todo sacrificio ferviente y sincero que hagamos en el servicio del Maestro, nuestras facultades se acrecentarán. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 322.)

 

La vida en la tierra es el comienzo de la vida en el cielo; la educación en la tierra es una iniciación en los principios del cielo; la obra de la vida aquí es una preparación para la obra de la vida allá.  Lo que somos ahora en carácter y servicio santo es el símbolo seguro de lo que seremos. (La Educación, pág. 297.)

 

Con el llamamiento de Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael, empezó la fundación de la iglesia cristiana.  Juan dirigió a dos de sus discípulos a Cristo. Entonces uno de éstos.  Andrés, halló a su hermano, y lo llevó al Salvador.  Luego Felipe fue llamado, y buscó a Natanael.  Estos ejemplos deben enseñarnos la importancia del esfuerzo personal, de dirigir llamamientos directos a nuestros parientes, amigos y vecinos.

 

 

Sólo el método de Cristo permitirá éxito en alcanzar al pueblo.  El Salvador se trataba con los hombres como alguien que deseaba su bien.  Les mostraba 

simpatía, atendía sus necesidades, y se ganaba su confianza.  Entonces les decía. "Seguidme". (El Ministerio de Curación, pág. 133.)

 

Una gran obra podría ser hecha presentando a la gente la Biblia tal como es.  Llevad la Palabra de Dios a la puerta de todo hombre; presentad sus claras declaraciones con instancia a la conciencia de cada uno y repetid a todos la orden del Salvador: "Escudriñad las Escrituras".  Amonestadles a tomar la Biblia tal cual es y a implorar la iluminación divina, y luego, cuando resplandezca la luz, a aceptar gozosamente cada precioso rayo y aceptar los resultados .Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 129, 130

 

!Bendiciones Abundnates!

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