Ofrendas de Paz.

12.07.2016 13:30

Levítico 3

 

El sacrificio de paz de ganado vacuno, 6 de ovejas, 7 de cordero, 12 de cabra.

1 SI SU ofrenda fuere sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante de Jehová.

 

Ofrendas : Ex 20:24, 24:5, 29:28, Lv 3.6, 7:11,29:9, 19:5, Num 6:14, 7:17, 10:10

 

Sacrificio de paz.                              

Heb. shélem, de una raíz que significa "hacer paz" (Jos. 10: 4) o "estar en paz" (Job 22: 21), "hacer restitución" (Exo. 22: 5), "completar [un pago]" (Sal. 50:14).

 

 La marca distintiva de la ofrenda de paz era la comida en común, celebrada dentro del recinto del santuario, en la cual prevalecían el gozo y la alegría, y durante la cual departían el pueblo y los sacerdotes.  No era ésta la ocasión para efectuar la paz, sino que se trataba de una Fiesta de regocijo porque la paz ya existía.

 

Imposición de las Manos: Lv 1:4, 3:2, 4:15, 16:21

La sangre había sido asperjada, se había hecho la expiación, se había otorgado el perdón, y se había recibido la seguridad de la justificación.  Para celebrar esto, el que había ofrecido el sacrificio invitaba a sus parientes, a sus siervos y a los levitas a comer con él.  Toda la familia se reunía en el atrio de la congregación para festejar la paz que había sido efectuada entre Dios y el hombre, y entre el hombre y su prójimo.

 

No era una ofrenda que la hiciese una persona que estuviese buscando la paz, sino que era ofrecida por alguien en un estado de paz. La ofrenda de paz, como siempre, se colocaba sobre la ofrenda del holocausto, enseñando que solo una vida consagrada puede llevar a la paz, lo cual es simbólico de Yeshua, en el sentido de que presenta Su muerte, mediante la cual son posibles la paz, la reconciliación y la comunión con Di-s.( G:\ \LA OFRENDA DE PAZ.html)

 

No puede concebirse mayor gozo que el de estar en paz con Dios (Rom. 5: 1).  Este es el legado que Cristo dejó al decir: "La paz os dejo, mi paz os doy" (Juan 14: 27).  La paz de Cristo es esa tranquila seguridad que nace de la confianza en Dios.

 

Cristo pronunció estas palabras de paz .  Sabía que tenía la prueba por delante, de modo que le salió al encuentro.  Su corazón estaba lleno de paz y de amor.  Sabía en quien había confiado, y tenía la seguridad de que el Padre lo amaba.  Tal vez no pudiese ver más allá de los portales de la tumba.

Quizá la esperanza no le presentara su salida del sepulcro como triunfador, ni le hablara de la aceptación de su sacrificio por parte de su Padre. 

Pero, por la fe, ya era vencedor. 

Sabía en quien había creído, y estaba seguro de que todo saldría bien.

 

Esta es la paz que Cristo nos legó. Significa unidad con el Padre; significa quietud, descanso, gozo y contentamiento; significa amor, fe, comunión y compañerismo; significa ausencia de preocupación, temor y ansiedad.  El cristiano que goza de esta paz tiene una fuente de fortaleza que no depende de las circunstancias.  Está en armonía con Dios.

 

Olor grato: Aroma agradable Gn 8:21, Ex 29:18, Lv 1:9, Num 15:7, Isa 43:23,Mt 2:11

"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Rom. 5: 1), "porque él es nuestra paz" (Efe. 2: 14).  En tiempos de antaño, se invitaba a Israel a festejar el hecho de que  estaba en paz con Dios y el hombre, que sus pecados habían sido perdonados, que había sido restituido al favor del cielo.

 

Estas eran ocasiones de gozo y gratitud, cuando ya se hablan aclarado las

 incomprensiones y prevalecían la paz y la confraternidad.  Debían participar los hijos y las hijas, los siervos y las siervas, junto con los levitas invitados. 

 

Todos se sentaban a la mesa del Señor para gozarse juntos "en la esperanza de la gloria de Dios" (Rom. 5: 2).  El pueblo de Dios de estos tiempos haría bien en celebrar fiestas de regocijo por el hecho de que está en paz con Dios (ver Nota Adicional al final del capítulo)

 

Hoy ya no se ofrecen ofrendas literales de paz, de gozo y gratitud, pero su espíritu debería permanecer.  

 Aunque en algunos casos esto se deba a que no aprecian debidamente lo que Dios ha hecho por ellos, éste no es siempre el problema.  Hay muchos cristianos que no comprenden que tienen el privilegio de ser felices en su religión.

Son "buenos" cristianos, pero no cristianos felices.  Si hubiesen vivido en el tiempo de Cristo y si hubiesen estado entre sus seguidores, hubieran puesto en duda la conveniencia de que Jesús asistiera a las bodas de Caná, y, de haberío acompañado, lo hubieran hecho de mala gana.

 

 Lo hubiera esperado con suma impaciencia. ¿Acaso no tenía una gran obra que realizar? ¿Cómo podía perder tiempo en fiestas sociales?  Si hubiesen sabido que tan sólo tenía tres años para trabajar, hubieran estado aún más perplejos.

 

Sin embargo, estos hechos no nos debieran hacer olvidar que somos hijos del Rey, que  nuestros pecados han sido perdonados, y que tenemos el derecho de estar felices y de regocijarnos.  La obra debe ser terminada, y nosotros debemos participar en ella; pero algunos  hablan como si todo dependiese de ellos.

 

 En sus oraciones le recuerdan a Dios lo que se necesita hacerse, como si tuviesen miedo de que él se fuera a olvidar de algunos asuntos que para ellos son de mucha importancia.  Son almas "buenas", ansiosas en todo momento de hacer lo correcto, pero nunca aprendieron a echar sus cargas sobre el Señor.

 Están haciendo todo lo posible por llevar la carga y, aunque gimen bajo el peso, están determinados a no rendirse nunca.  Luchan por avanzar y hacen mucho bien.  Son obreros valiosos, y el Señor los ama entrañablemente.

 

Estatuto perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre comeréis.

Pero con todo su trabajo y su esfuerzo, les falta una cosa: la fe en Dios.  Les falta fe para creer que Aquel que empezó la obra también la ha de terminar; que él se interesa tanto o más por su obra que ellos mismos; que en este mismo momento Dios está haciendo todo lo posible por adelantar su causa.

 

No todos los cristianos tienen la paz de Dios en sus corazones como debieran tenerla, y como tienen el derecho de tenerla.  Se han olvidado de la promesa de Cristo: "La paz os dejo... No se turbe vuestro corazón, ni tengan miedo" (Juan 14: 27)

 

Estatutos perpetuo: Lv 23:14,31, 24:3,9 Núm. 18:11, 19:21

 

¡Bendiciones Abundantes!

CBA

 

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