Una Fiesta

09.07.2016 19:39

Juan 5

Una fiesta.

Si bien unos pocos MSS dicen "la fiesta", como si fuera una fiesta específica, la evidencia textual tiende a confirmar (cf. p. 147) el texto "tina fiesta".

 

Desde tiempos antiguos los comentadores han estado divididos acerca de la identidad de esta fiesta.  La opinión de los padres de la iglesia está dividida entre la pascua y el Pentecostés, y un manuscrito del siglo IX, de este Evangelio, ahora en Oxford, llega aun a insertar "fiesta de los ázimos" en vez de "fiesta de los judíos", identificando así esta fiesta como la pascua.  Pero otro manuscrito posterior presenta una tentativa diferente de identificación al insertar las palabras "los tabernáculos" después de "judíos".

 

Las otras tres fiestas con las cuales se ha identificado la del cap. 5: 1 -la pascua, Pentecostés y de los tabernáculos- todas se celebraban en Jerusalén y correspondían con períodos generalmente de un tiempo agradable.  De estas tres, parecería que la pascua es la que más se puede identificar con la de este 

pasaje.

Puerta de las ovejas. Gr. probatik', un adjetivo que se refiere a algo relacionado con ovejas.  Los intérpretes difieren en cuanto a si aquí debiera entenderse "mercado de ovejas" (KJV), "estanque de ovejas", o "puerta de ovejas" (RVR, BJ).  Todas estas interpretaciones son posibles.  Se desconoce el lugar del "mercado de ovejas" y tampoco se sabe de ningún estanque de ovejas; en cambio se conoce la "puerta de las ovejas" (Neh. 3: 1; 12: 39)

 

Estanque. Aunque se ha debatido la ubicación de este estanque, por lo general se lo identifica con un estanque doble que está ligeramente al noroeste de la iglesia de Santa Ana, al norte de la Vía Dolorosa.

 

 Orígenes, que escribió en el siglo III, describió este estanque como que hubiera estado rodeado por cuatro pórticos, y añadió que un quinto lo dividía en dos partes.  Esto corresponde con la descripción de Juan.  El estanque que se ve hoy está bastante más abajo del nivel de la superficie del terreno, pues con el correr de los siglos se han acumulado escombros sobre los cuales se ha construido nuevos edificios.  Se ven claramente varios arcos.

 

Betesda.

"Bezatá" (BJ).  El nombre de este lugar aparece escrito en diferentes formas en varios manuscritos: B'thesda, B'thzatha, Belzetha y B'thsaida, y la evidencia textual en favor de cada una de estas variantes no deja de tener su importancia.

 Sin embargo, la evidencia textual sugiere el texto Bethzathá.  El sector nororiental de la ciudad, donde parece que estuvo ubicado este estanque (ver el com. de "Estanque"), se llamaba Bezetha (Josefo, Guerra ii. 19. 4; v. 4. 2), y podría haber una relación linguística entre los dos nombres.

 

El nombre Betesda podría provenir del arameo (aquí llamado "hebreo", como en otros lugares de Juan; cap. 19: 13, 17) beth jesda', "casa de misericordia".  Por otra parte, podría derivar de beth 'esda, "casa del derramamiento".  En los documentos de Qumrán se menciona Beth 'esdatáyin, "casa de dos derramamientos", como nombre de un estanque cerca del templo.

 

Esperaban el movimiento del agua.

La evidencia textual tiende a confirmar la omisión de esta frase y de todo el vers. 4. Esta explicación parece haberse añadido posteriormente para explicar la expectativa descrita en el vers. 7. Al parecer, la tradición era que un ángel causaba el movimiento de las aguas (cf.  DTG 171).  Así lo consigna Tertuliano a principios del siglo III.

 

 La agitación del agua era real (cf.  DTG 172) y puede fácilmente explicarse como fenómeno natural.  Varias de las fuentes de Jerusalén son intermitentes; es decir, el agua sale en gran caudal por unos momentos y luego cesa.  Si el estanque de Betesda era surtido por una de estas fuentes, la presión del agua podría fácilmente agitar la calma del estanque.

Treinta y ocho años. Esta declaración es un testimonio importante en cuanto a la naturaleza verdaderamente milagrosa de la curación efectuado por Jesús, pues elimina cualquier posibilidad de que el hombre pudiera haber estado sufriendo de una invalidez transitoria.  En Luc. 13: 11 y Hech. 4: 22

 

Situaciones extremas: El salmista sal 116:6, los discípulos tempestad Mr 4:38, 5:25,5:26 9:17, 9:18 Jn 6:9, Hch 27:20

 

¿Quieres? La pregunta de Jesús era retórica, pues era evidente que el hombre deseaba liberarse de su enfermedad; pero sirvió para llamar inmediatamente la atención del doliente hacia Jesús y al problema del remedio de su aflicción.

 

No tengo quien. "No tengo a nadie" (BJ).  La patética respuesta del afligido pone de manifiesto una historia de miseria física, de haber sido abandonado por sus amigos y de reiterados motivos de esperanza, seguidos cada vez por amargos chascos.

 

Levántate. Estas palabras de Jesús son sorprendentemente similares a las de Mar. 2: 11. Su concisión y precisión deben haber inspirado confianza al Enfermo (DTG 171-172).

 

Guía divina: dejar viejas compañías Gn 12:1, Regresar al hogar Gn 31:3, Asumir el mando Ex 3:10, Seguir hacia adelante  Jos 1:2, buscar provisión 1R 17:3, Ungir lideres: 1R 19.15
:

Le halló Jesús.

Evidentemente, Jesús buscó al hombre pues el impacto espiritual de la curación todavía no había influido sobre él.  Aunque el propósito principal del milagro parece haber sido mostrar a los judíos la insensatez de sus tradiciones (ver com. vers. 10), Jesús no descuidó la salvación de aquel a quien había sanado.

 

No peques más.

O "no continúes pecando". Jesús llevó la atención del hombre de su bienestar físico a su necesidad de limpieza espiritual.  Su respuesta en Betesda a la orden de Jesús: "Levántate, toma tu lecho, y anda" había sido una respuesta de fe, el comienzo de una salud tanto espiritual como física. 

Esta nueva orden de Jesús: "No peques más" implicaba ambas cosas: que su vida interior había sido de pecado (DTG 171) y que esos pecados habían sido perdonados.  La relación íntima entre la curación física y el perdón de los pecados quedó demostrada en la curación del paralítico (Mar. 2: 5-12

 

Asistencia al santuario : El mandato divino  Dt 12:5, las bendiciones pronunciadas  Sal 84:4, Un refugio en tiempos difíciles  Isa 37:1, un ñugar de instrucción Mi 4.2, un consuelo en la vejez Lc 2:36,37, el ejemplo de Cristo Lc 4:16 los apostoles Lc 24:52

 

Alguna cosa peor.

Esto podría entenderse como una recaída en una enfermedad mucho más grave que la que ya había experimentado el hombre.

Su propio Padre. Hablar de Dios como "Padre" no era enteramente ajeno a la forma de hablar de los judíos.  Ocasionalmente en la literatura judía intertestamentaria (pp. 85-87), Dios es llamado el Padre de los judíos (Jubileos 1: 24-25, 28; Tobías 13: 4).  Unas pocas veces, en las oraciones, es llamado "Padre" (Eclesiástico 23: 1, 4; Sabiduría 14: 3)

 

Lo que ve hacer al Padre.

Las acciones de Jesús estaban en completa armonía con la forma en que Dios trata al hombre.  Más que eso, eran la expresión suprema del amante cuidado de Dios para el hombre. Jesús podía expresar perfectamente el carácter de Dios porque había sido uno con él (Juan 1: 1) y porque, como Hijo, prestaba entera obediencia a la voluntad del Padre.

Unidad con el Padre : Jn 10.30,38,14:10,17:11,22

 

Todas las cosas.

Aquí Jesús asegura su perfecta comprensión de la voluntad del Padre.  Sólo alguien que fuera Dios mismo podía honradamente hacer tal afirmación.

 

El Hijo. . . da vida.

Sin duda, esto se aplica tanto al poder de Jesús para levantar a los muertos "a la final trompeta" (1 Cor. 15: 52) como a su poder para dar nueva vida a cada cristiano que experimenta el nuevo nacimiento (cf. cap. 3: 3).  Pasó mucho tiempo antes de que la literatura judía indicara que la resurrección era considerada como una obra del Mesías; pero en este discurso Jesús no hacía resaltar su mesianismo sino su divinidad.

 

Vida en sí mismo.

"En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra" (DTG 489).  Sin embargo, como el Hijo encarnado que se había despojado "a sí mismo" (Fil. 2: 7) del ejercicio de sus prerrogativas divinas, Cristo -hablando de su existencia en la tierra como hombre entre los hombres- podía referirse a la vida que poseía como una dádiva recibida de Dios.  "La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna" (DTG 489; ver Nota Adicional com. cap. 1).

 

!Bendiciones Abundantes!

CBA

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