!Vuelvete!

23.03.2015 08:53

Jeremias 3

 

Dicen.

  Literalmente, le'mor, "diciendo".  Esta forma verbal no suele usarse como verbo independiente, y en este pasaje no se ve claramente su relación con el contexto.  Se ha procurado explicar de varias maneras esta construcción anómala: (1) se relaciona con "Jehová desechó" (cap. 2: 37); (2) que en el original había una frase que decía: "Vino a mí palabra de Jehová, diciendo", de la cual sólo queda la última palabra; (3) que esta palabra equivale a "es decir", o "por ejemplo", lo cual sería un uso muy peculiar de esta forma verbal; (4) que hay una elipsis, y la frase completa debería decir: "Comúnmente se dice", o "podría decirse".  Pero cualquiera que sea la explicación que se adopte, la interpretación de lo que sigue no se modifica.  En la LXX y en las versiones siríacas nada aparece en lugar de esta forma verbal.

 

Se hace referencia a la ley de Deut. 24: 1-4.  Si este mensaje profético fue pronunciado después del descubrimiento del libro de la ley y del reavivamiento e interés que se despertó por el contenido de la ley (2 Rey. 22: 10-11), la ilustración sería más definida.  Sin embargo, no se puede precisar con exactitud la fecha del mensaje.  Es posible también que Jeremías se esté refiriendo al caso de su predecesor, Oseas, y a su mensaje.  Para ilustrar el trato de Dios con un pueblo ,   (Ose. 2: 14, 16, 19-20; 3: 1). Jeremías tenía la difícil tarea de convencer a sus contemporáneos de que Dios no los podría tomar otra vez como suyos, hasta que experimentaran un profundo cambio de corazón.

 

¡Vuélvete!

  Hay cierta dificultad en la traducción de la forma verbal irregular shob.   Para las versiones siríacas, los tárgumes, la Vulgata y la RVR es un imperativo.  En efecto, el Señor dice a Judá que a pesar de que según las leyes vigentes no debería recibirlo, que vuelva de todos modos.  La exhortación a regresar es la idea fundamental de este discurso (Jer. 3: 12, 14, 22; 4: 1; Zac. 1: 3), por lo cual el imperativo no estaría fuera de lugar en este pasaje.  Sin embargo, shob es un imperativo de género masculino, y Dios aquí se dirige a su pueblo bajo la figura de una mujer, por lo cual debería usarse un imperativo femenino.  Por otra parte, la mayoría de los eruditos modernos, siguiendo la LXX, traducen la oración como pregunta, y dan a shob el valor de infinitivo.  "¡Y vas a volver a mí!" (BJ).  Así se expresa sorpresa de que Judá espere volver a Dios.  Esta interpretación parece concordar mejor con el vers. 2. Ciertamente, antes de que Dios pudiera aceptarlos de nuevo  necesitaba tener alguna evidencia de que habían cambiado y tenían ahora un propósito serio y firme.

 

Como árabe. El afán de Judá de participar en los cultos que adoraban la naturaleza, se compara al del ladrón del desierto que acecha para robar a las caravanas que pasan.

 

Han sido detenidas.

Tal como Dios lo predijo (Lev. 26: 19; ver com. Deut. 28: 23-24), se había producido la sequía como resultado de la apostasía (Jer. 14: 1-6).

 

Lluvia tardía.

La lluvia tardía caía en marzo y a comienzos de abril, mientras que la temprana se producía en octubre y noviembre (ver com. Deut. 11: 14; Jer. 5: 24; Joel 2: 23). Ambas lluvias eran indispensables para que se produjera una cosecha abundante.

A lo menos desde ahora.   Posiblemente se aluda aquí a las reformas de Josías, las cuales comenzaron en el año 12 de su reinado, y culminaron con la celebración de la gran pascua seis años más tarde (2 Crón. 34: 3; 35: 19). Aunque el rey era ferviente, la respuesta del pueblo fue, en gran medida, sólo superficial.

Cuantas maldades pudiste.  Judá había empleado todas sus fuerzas para hacer lo malo.

 

 Israel era la hermana apóstata de Judá.

Se va.  La forma verbal hebrea indica acción repetida y habitual (cf. cap. 2: 20).

 

Su hermana   Compárese con Eze. 16: 46; 23: 2, 4. Israel rompió abiertamente con Jehová; Judá profesó lealtad, pero al mismo tiempo actuaba con engaño. A la vista de Dios, la evidente falta de sinceridad de Judá era peor que la manifiesta impiedad de Israel. A la deslealtad de Israel, Judá sumó engaño e hipocresía.

De todo corazón.  La reforma de Josías (vers. 6) fue sólo superficial. El pueblo aún sentía en su corazón apego a sus ídolos. Después de la muerte del rey, volvió a practicar abiertamente la idolatría (2 Rey. 23: 31-32; 2 Crón. 36: 5-8).

 

Ha resultado justa.

Ver com. vers. 7. La hipocresía era tan ofensiva a la vista de Dios, como lo fue la apostasía manifiesta (PP 561-562). Judá había recibido mayores privilegios, y esto aumentaba su culpabilidad. Entre las ventajas que tuvo Judá pueden nombrarse las siguientes: (1) Una sucesión ininterrumpida de reyes descendientes de la casa de David. Durante todos los años de su existencia como reino sólo hubo una dinastía, por lo cual se libró de disturbios políticos que azotaron a su vecina del norte. (2) La existencia del templo dentro de su territorio, con su manifestación visible de la presencia de Dios. (3) Dentro de sus límites estaban la mayor parte de los levitas y sacerdotes, representantes oficiales del culto de Jehová. (4) El ejemplo y la advertencia de la caída de Israel, unos cien años antes. 402

 

A pesar de todas estas ventajas, Judá fue desleal, hipócrita e intolerablemente orgullosa. Por esto, a pesar de su abierta apostasía, Israel era menos culpable que Judá (Eze. 16: 51-52; 23: 11; Mat. 12: 41-42; Luc. 18: 14). "Cuanto mayor sea el conocimiento de la voluntad de Dios, tanto mayor será el pecado de los que la desprecien" (PP 632).

 

Hacia el norte.  Las provincias del norte del imperio asirio, adonde habían sido llevadas las diez tribus (2 Rey. 15: 29; 17: 6; 18: 11; Jer. 16: 15; 23: 8; 31: 8). Se invita a los exiliados a que se arrepientan y vuelvan.

Vuélvete, oh rebelde.  En hebreo se nota claramente un juego de palabras: shubah meshubah. Ver com. vers. 6; cap. 2: 19. Sin duda se presenta esta exhortación a Israel, a fin de incitar a Judá a un celo piadoso y al arrepentimiento (cf. Rom. 11: 14).

 

No haré caer mi ira.  Literalmente, "no haré caer mi rostro". Esta expresión idiomática aparece también en Gén. 4: 5-6, en donde la RVR traduce "decayó su semblante" (cf. Job 29: 24). Dios quitaría de ellos la condenación de su desagrado (cf. Lev. 17: 10; Sal. 34: 16).

Misericordioso soy yo.  Esta promesa condicional se basa en la misericordia de Dios. Esa misericordia es la esperanza de todos los que confían en ella (Jer. 3: 5; cf. Sal. 86: 15; 103: 8-9).

 

Reconoce, pues, tu maldad.  El arrepentimiento y el reconocimiento del pecado deben preceder al perdón. Es necesario ser valiente y reconocer el pecado con franqueza (Sal. 51: 3; Isa. 59: 12; Jer. 14: 20). No debe guardarse nada oculto, ni deben presentarse vanas excusas por lo que se ha hecho (ver com. Prov. 28: 13).

Uno de cada ciudad. se preveía el retorno de unos pocos, nada más. Los que se arrepentirían verdaderamente serían un pequeño remanente. Dios trataría a cada persona en forma individual.

 

Según mi corazón.

"conforme" al corazón de Dios (1 Sam. 13: 14; Sal. 89: 20; Hech. 13: 22). 

 

Arca del pacto.

El arca era el símbolo de la presencia permanente del Señor. Como tal, era objeto de gran reverencia. Sobre su propiciatorio se revelaba la gloria de Dios, símbolo visible de la presencia del Altísimo. Era el centro del servicio simbólico del antiguo Israel. Jeremías predijo que vendría el tiempo cuando Dios moraría en la tierra, y su presencia real haría que el símbolo de ella cayera en desuso. Glorioso habría sido el caso del antiguo Israel si el pueblo hubiera aceptado el plan que Dios tenía para él (ver PP. 29-32).

 

Jerusalén: Trono de Jehová.

Si Israel hubiera acatado la luz del cielo, Jerusalén se habría constituido en la "poderosa metrópoli de la tierra" (DTG 530; ver p. 32).

 

Comentario bíblico tomo  4

 

Bendiciones Abundnates.

 

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