Un Proposito de Gran Alcance.

 

 

Un Propósito con gran Alcance.

 

OYERON los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión, diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?.(Hechos 11:1-3)

  Cornelio no había sido recibido en la comunidad de judíos de Cesarea (cap. 10: 2), y el activo sentimiento judaizante en la iglesia tendía a impedir que fuera aceptado en la comunidad cristiana.

 

Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo: Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí. Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come.Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. (Hechos 11:4-9)

La humanidad había sido redimida por la encarnación, el sacrificio y la ascensión de Cristo.  Dios estaba dispuesto a recibir a todos los hombres, y por medio de Jesús lo sigue haciendo.  El pecado es lo único que puede separar al hombre de Dios (Isa. 59: 2.  El seguidor de Dios debe aprender a ver en cada pecador la posibilidad de que lleguemos a ser una persona justificada, santificada y redimida. El Evangelio debía alcanzar a todas las personas.  Finalmente serían inmundos sólo quienes rechazaran los esfuerzos de Dios para su salvación.

 

Y el espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos,  y entramos en casa de un varón, quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. (Hechos 11:12-14)

 

Cornelio era un centurión romano, hombre rico y de noble linaje, y ocupaba una posición de responsabilidad y honor.   por su contacto con los judíos había adquirido cierto conocimiento de Dios, y le adoraba con corazón veraz, demostrando la sinceridad de su fe por su compasión hacia los pobres.  Era muy conocido por su beneficencia, y su rectitud le daba buen renombre tanto entre los judíos como entre los gentiles. Su influencia era una bendición para todos aquellos con quienes se relacionaba.  El Libro inspirado le describe como "un hombre pío y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre."

Cornelio anhelaba la salvación, y cuando en respuesta a su oración se le dijo que mandara a buscar a uno que podría explicarle, comprendió que oiría acerca del camino de la salvación.

 

Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?. (Hechos 11:15-17)

El Espíritu Santo estaba listo para manifestarse sobre Cornelio y su familia tan pronto como todos los presentes estuvieran preparados psicológica y espiritualmente para apreciar lo que estaba por suceder.  Sin duda las primeras palabras del sermón de Pedro (cap. 10: 34-43) influyeron para que sus oyentes participaran de este derramamiento.  El Espíritu siempre está listo para bendecir, cada vez que los hombres estén dispuestos a recibirle..¿Cómo podía Pedro oponerse a Dios?

 

Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! (Hechos 11:18)

Los judíos tenían una elevadísima opinión de sí mismos, Se había divulgado la creencia de que el Mesías salvaría a los judíos y los convertiría en un pueblo glorioso, pero que al mismo tiempo destruiría a las otras naciones o las sometería a los judíos.  Para librar a la creciente iglesia cristiana de este sentimiento el Señor hizo algo espectacular al conceder su Espíritu a Cornelio y a los que le acompañaban.

“Nótense las palabras de encomio referentes a Cornelio: "Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios" (Hech. 10: 4).  El cielo reconocía su fidelidad.  Dios vio que era un hombre a quien se podían confiar más luz y mayores responsabilidades, porque había usado adecuadamente los talentos que se le concedieron.  Debiéramos considerar nuestra mayordomía como una sagrada responsabilidad.  Debemos negociar diligentemente con los talentos que se nos han conferido.  Al hacerlo, Dios reconocerá nuestra fidelidad, y nos concederá mayores habilidades para servir.

Dios está procurando preparar a su pueblo para que lleve fruto para su gloria (Manuscrito 67, del 29 de noviembre de 1900, "Palabras de instrucción para la iglesia").

 

“La gracia de Cristo no se limita a unos pocos.  El mensaje de misericordia y perdón traído del cielo por Cristo había de ser oído por todos.  Nuestro Salvador dice: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 8: 12).  Sus bendiciones son universales y llegan a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos.  Cristo vino para derribar toda muralla de separación. (Youth's Instructor, 29-7- 1897).

 

Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. (Hechos 11:23)

 

“De la historia de Cornelio aprendemos que Dios guiará a todo aquel que está dispuesto a ser guiado. Guió a Cornelio. Ondeó el corazón de su siervo cuando éste oraba. Lo preparó para recibir la luz de su verdad; y decidió iluminar la mente de Cornelio por intermedio de uno que ya había recibido la luz de lo alto (En los lugares Celestiales, pág. 324)

 

Gracia y paz a vosotros, de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.(filipenses 1:2)

 

“La roca herida era una figura de Cristo... Así como las aguas vivificadoras fluían de la roca herida, de Cristo "herido de Dios",  "herido... por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados" (Isa. 53: 4, 5), fluye la corriente de la salvación para una raza perdida.  Como la roca fue herida una vez, así también Cristo había de ser "ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos" (Isa. 53: 4, 5).  Nuestro Salvador no había de ser sacrificado una segunda vez; y solamente es necesario para los que buscan las bendiciones de su gracia que las pidan en el nombre de Jesús, exhalando los deseos de su corazón en oración penitente. La tal oración presentará al Señor de los ejércitos las heridas de Jesús, y entonces brotará de nuevo la sangre vivificante, simbolizada por la corriente de agua viva que fluía para Israel...

El agua refrescante, que brota en tierra seca y estéril, hace florecer el desierto y fluye para dar vida a los que perecen, es un emblema de la gracia divina que sólo Cristo puede conceder, y que, como agua viva, purifica, refrigera y fortalece el alma.  Aquel en quien mora Cristo tiene dentro de sí una fuente eterna de gracia y fortaleza (Patriarcas y Profetas, págs. 436-438). 26

 

La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.(Filipense 4:23)

 

Dios te bendiga!

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