Amor por la Palabra.

25.02.2016 14:46

Salmos 119.

ALEF

 

Bienaventurados.   Heb. 'ashre (ver com. Sal. 1: 1).  El salmo comienza con una bendición para los que obedecen la ley del Señor.

Bienaventurados : Sal1:1,32:1,40:4,41:1, 65:4, 89:15, 112:1, Mt 11:6, Lc 6:22, 11:28, 12:37, Jn 20:29.

Perfectos.   Heb. temimim, plural de tamim, "completo" Ley.   Heb. torah, "enseñanza" o "instrucción" (ver com.  Deut. 31: 9; Sal. 19: 7; Prov. 3: 1).

7 Te alabaré con rectitud de corazón Cuando atendiese a todos tus mandamientos. 8 Tus estatutos guardaré; No me dejes enteramente.

Estatutos. Heb. joq, "lo prescrito", del verbo jaqaq, "grabar" o "inscribir".

 

Caminos divinos: Sal 18:30, 145:17, Dn 4:37, Hab 3:6, Ro 11:33, Ap 15:3

 

Aprendiere. El salmista se presenta a sí mismo como alumno de la escuela de la ley.

Tu palabra. La mente siempre debe nutrirse con la Palabra; de Io contrario se debilitarán las defensas del alma.

No me dejes desviarme. Aunque debemos ejercitar todas las facultades del alma en el conflicto contra el pecado, continuamos necesitando la ayuda del Señor.

BET

9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.

 

Docilidad: Ejemplificada por la vida de Esdras Esd 8:21, Mostrada por los discípulos  Lc 11:1, vista en el eunuco etíope  Hech 8:31, El secreto del éxito de Pablo  Hch 9:6 Enséñame. Todos necesitamos ser alumnos de la escuela de Dios.  Gran privilegio es poder solicitar que se nos envíe el divino Instructor, y luego recibirlo (ver Juan 14: 26; 16: 13).

 

He contado. Todo discípulo fiel contará a otros el gran gozo que siente en la Palabra de Dios y los invitará a compartir con él esa bendita experiencia (ver Deut. 6: 7; cf.  Mat. 12: 35).

 

Meditaré.

Cuando el alma medita en las verdades de la Palabra de Dios, ellas llegan a ser parte de la vida.  La lectura rápida, sin reflexión, aprovecha poco.  La meditación tranquila permite que el Espíritu Santo aplique debidamente los principios generales a la experiencia individual. 

 

La palabra purifica: Sal 119:9, Jn 15:3, 17:17, Ef 5:26, 1P 1:22

 

16 Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.

 

Amor por la palabra: Sal 119:47, 119:72,82, 97, 140, Jer 15:16

 

Me regocijaré. Es natural que el regocijo siga a la meditación, pues es el fruto de ella.  La ley deja de ser una carga y se transforma en la fuente del mayor gozo y deleite.  Los que viven en armonía con Dios hallan gran placer en leer su Palabra.  La verdadera religión no inhibe nuestras facultades, sino que las desarrolla mucho más.

 

Riquezas espirituales: Perdurables Pr 8:18, La bendición de Dios la fuente  Pr 10:22, Una paradoja Pr 13:7, Descubierta por la visión espiritual  Ef 1:18, inescrutables Ef 3:8, mas preciosas que terrenales He 11:26, la herencia de los escogidos Stg 2:5

 

GUIMEL

17 Haz bien a tu siervo; que viva,Y guarde tu palabra. 18 Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley. 19 Forastero soy yo en la tierra;

No encubras de mí tus mandamientos.

Haz bien. Cf.  Sal. 13:3, 6. La vida y la obediencia tienen una estrecha relación (Luc. 10: 28).

Abre. Heb. galah, "descubrir", "revelar".  El salmista ruega que se quite todo lo que pueda cubrirle los ojos. 

Forastero. Heb. ger, "transeúnte". forastero que no tiene derechos cívicos completos.  Nuestra permanencia en la tierra sólo es 910 temporal. Nuestro hogar está en el cielo (Heb. 11: 13, 14).

No encubras. Como el salmista está en un país extraño, necesita un mapa para guiarse; y lo encuentra en los mandamientos de Dios.

 

DALET

24 Pues tus testimonios son mis delicias Y mis consejero. Consejeros.  En vez de seguir los consejos de los "príncipes" (vers. 23), el salmista prefirió dejarse guiar por las normas de la voluntad revelada de Dios. 26 Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; Enséñame tus estatutos. 27 Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas.

Vivifícame.   "Hazme vivir" (BJ) o, hazme revivir.

Te he manifestado.   El salmista había presentado ante Dios los secretos de su vida.

HE

33 Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos,Y lo guardaré hasta el fin. 34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley, Y la cumpliré de todo corazón

Enséñame.   Heb. yarah, "instruir", "enseñar".  El sustantivo torah (ley) deriva de este verbo (ver com. vers. 1).  No hay otro maestro como Dios (ver Job 36: 22). Lo guardaré.   Un voto de constancia en la experiencia religiosa (cf.  Mat. 24: 13; Fil. 1: 6). Tengo mi voluntad. "Mi complacencia tengo en ella" (BJ).  Ver com.  Sal. 40: 8. 38 Confirma tu palabra a tu siervo, Que te teme.

 

Confirma tu palabra.   Esto es, haz tu Palabra segura para mí y que yo confíe en ella. Cuanto más se estudia la Palabra de Dios, tanto más se está seguro de su veracidad y permanencia (ver com. Sal. 19: 9; Prov. 1: 7).

Vivifícame.   El salmista necesitaba un renovado poder para hacer frente a nuevas emergencias, por lo que pedía una fuerza vivificadora (vers. 37).

En tu justicia.   Los que están revestidos con la justicia de Cristo están aliados con el cielo.  Constantemente se les conferirá poder físico y mental (DTG 767

 

VAU

41 Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; Tu salvación, conforme a tu dicho.

Misericordia.   Heb. jésed, "amor divino" (ver la Nota Adicional del Sal. 36).  La suprema evidencia de que Dios nos ama se encuentra en la entrega de su Hijo para la salvación de la raza humana (1 Juan 4: 9, 10).  Si no fuera por el misericordioso amor de Dios, nadie podría salvarse.

Conforme a tu dicho.   En la Palabra de Dios se presenta tan claramente el camino de la salvación, que no hay razón para confundirse.  "Dios ha hablado en un lenguaje  sencillísimo en cuanto a todos los temas que atañen a la salvación del alma" (EGW RH, 5-2-1901).  Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, las Escrituras constituyen un comentario de la forma en que actúan el amor y la misericordia de Dios para conducir a los pecadores a la salvación.

 

44 Guardaré tu ley siempre, Para siempre y eternamente. 45 Y andaré en libertad, Porque busqué tus mandamientos.

En libertad.  Literalmente, "en un lugar amplio".  En la obediencia de la ley de Dios no hay restricción ni estrechez.  Con razón se ha dicho que la obediencia a la ley es libertad. 46 Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, Y no me avergonzaré; 47 Y me regocijaré en tus mandamientos, Los cuales he amado.

 

Testificar : Jn 1:15, Hch 4:33, 16:32, 26:22

 

48 Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé, Y meditaré en tus estatutos.

Alzaré.   PosibIemente una referencia a la acción de levantar las manos en oración (ver Sal. 28: 2).

Las palabras de Dios son un cimiento firme sobre el cual uno puede sobreedificar su esperanza (ver Mat. 7: 24-27).  El Señor no sólo nos ha dado su bendita Palabra; también ha infundido fe en ella.

 

¡Bendiciones abundantes!

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