Cain y Abel.

30.07.2015 14:34

 

Caín y Abel Probados

 

CAÍN y Abel, los hijos de Adán, eran muy distintos en carácter.  Abel poseía un espíritu de devocion hacia Dios; veía justicia y misericordia en el trato del Creador hacia la raza caída, y aceptaba agradecido la esperanza de la redención.  Pero Caín abrigaba sentimientos de murmuración contra Dios, a causa de la sentencia pronunciada sobre la tierra y sobre la raza humana por el pecado de Adán.

 

Principio: nuestros pensamientos crean nuestras convicciones, las cuales crean nuestra actitud, la cual controla la percepción  y esta determina el comportamiento.

 

Estos hermanos fueron probados, como lo había sido Adán antes que ellos, para comprobar si habrían de creer y obedecer las palabras de Dios.  Conocían el medio provisto para salvar al hombre, y entendían el sistema de ofrendas que Dios había ordenado.  Sabían que mediante esas ofrendas podían expresar su fe en el Salvador a quien éstas representaban, y al mismo tiempo reconocer su completa dependencia de él para obtener perdón; y sabían que sometiéndose así al plan divino para su redención, demostraban su obediencia a la voluntad de Dios.  Sin derramamiento de sangre no podía haber perdón del pecado; y ellos habían de mostrar su fe en la sangre de Cristo como la expiación prometida ofreciendo en sacrificio las primicias del ganado.  Además de esto, debían presentar al Señor los primeros frutos de la tierra, como ofrenda de agradecimiento.

 

Los dos hermanos levantaron altares semejantes, y cada uno de ellos trajo una ofrenda.  Abel presentó un sacrificio de su ganado, conforme a las instrucciones del Señor.  "Y miró  Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda."(Gén. 4: 4.) Descendió fuego del cielo y consumió la víctima.  Pero Caín, desobedeciendo el directo y expreso mandamiento del Señor, presentó sólo una ofrenda de frutos.  No hubo señal del cielo de que este sacrificio fuera aceptado.  Abel rogó a su hermano que se acercase a Dios en la forma que él había ordenado; pero sus súplicas crearon en Caín mayor obstinación para seguir su propia voluntad.  Como era el mayor, no le parecía propio que le amonestase su hermano, y desdeñó su consejo.

 

William james  advirtió: El descubrimiento más grande de nuestra generación es  que los seres humanos alteran su vida, cambiando su actitud mental.

 

Caín se presentó a Dios con incredulidad en el corazón tocante al sacrificio prometido y a la necesidad de las ofrendas expiatorias.  Su ofrenda no expresó arrepentimiento del pecado.  Creía, como muchos creen ahora, que seguir exactamente el plan indicado por Dios y confiar enteramente en el sacrificio del Salvador prometido para obtener salvación, sería una muestra de debilidad.  Prefirió depender de si mismo.  Se presentó confiando en sus propios méritos.  No traería el cordero para mezclar su sangre con su ofrenda, sino que presentaría sus frutos, el producto de su trabajo.  Presentó su ofrenda como un favor que hacía a Dios, para conseguir la aprobación divina.  Caín obedeció al construir el altar, obedeció al traer una ofrenda; pero rindió una obediencia sólo parcial.  Omitió lo esencial, el reconocimiento de que necesitaba un Salvador.

 

Principio : lo que una persona piensa en su corazón es lo que finalmente surgirá en sus acciones.

 

Caín tuvo la misma oportunidad que Abel para aprender y aceptar estas verdades.  No fue víctima de un propósito arbitrario.  No fue elegido un hermano para ser aceptado y el otro para ser desechado.  Abel eligió la fe y la obediencia; Caín, en cambio, escogió la incredulidad y la desobediencia..  Todo dependió de esta elección.

 

Principio: Saber (Conocimiento) nos cambia la mente, la cual transforma nuestra  actitud,  regula ,dirige y transforma nuestro  comportamiento .

 

Caín y Abel representan dos clases de personas que existirán en el mundo hasta el fin del tiempo.  Una clase se acoge al sacrificio indicado; la otra se aventura a depender de sus propios méritos; el sacrificio de éstos no posee la virtud de la divina intervención y, por lo tanto, no puede llevar al hombre al favor de Dios.  Sólo por los méritos de Jesús son perdonadas nuestras transgresiones.  Los que creen que no necesitan la sangre de Cristo, y que pueden obtener el favor de Dios por sus propias obras sin que medie la divina gracia, están cometiendo el mismo error que Caín.  Si no aceptan la sangre purificadora, están bajo condenación.  No hay otro medio por el cual puedan ser librados del dominio del pecado.

 

La verdadera fe, que descansa plenamente en Cristo, se manifestará mediante la obediencia a todos los requerimientos de Dios.  Desde los días de Adán hasta el presente, el motivo del gran conflicto ha sido la obediencia a la ley de Dios.  En todo tiempo hubo individuos que pretendían el favor de Dios, aun cuando menospreciaban algunos de sus mandamientos.  Pero las Escrituras declaran "que la fe fue perfecta por las obras," y que sin las obras de la obediencia, la fe "es muerta." "El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él." (Sant. 2: 22, 17; 1 Juan 2:4.)

 

Principio: la altura que requiere nuestro corazón, depende de la información que este posee.

 

Cuando Caín vio que su ofrenda era desechada, se enfureció contra el Señor y contra Abel; se disgustó porque Dios no aceptaba el sacrificio con que el hombre substituía al que había sido ordenado divinamente, y se disgustó con su hermano porque éste había decidido obedecer a Dios en vez de unírsele a él.

Y el Señor dijo a Caín"¿Por qué te has ensañado, y por qué se ha inmutado tu rostro?" Por medio de un ángel se le hizo llegar la divina amonestación: "Si bien hicieres, ¿no serás ensalzado? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta." (Gén, 4: 6, 7.) Tocaba a Caín escoger.  Si confiaba en los méritos del Salvador prometido, y obedecía los requerimientos de Dios, gozaría su favor.  Pero si persistía en su incredulidad y transgresión, no tendría fundamento para quejarse al ser rechazado por el Señor.

 

Principio: Cuando no sabemos la verdad sobre nosotros mismo, solo experimentamos con nuestra vida.

 

Pero en lugar de reconocer su pecado, Caín siguió quejándose   de la injusticia de Dios, y abrigando envidia contra Abel.  Censuró violentamente a su hermano y trató de arrastrarlo a una disputa acerca del trato de Dios con ellos.  Con mansedumbre, pero valiente y firmemente, Abel defendió la justicia y la bondad de Dios.  Indicó a Caín su error, y trató de convencerle de que el mal estaba en él.  Le recordó la infinita misericordia de Dios al perdonar la vida a sus padres cuando pudo haberlos castigado con la muerte instantánea, e insistió en que Dios realmente los amaba, pues de otra manera no entregaría a su Hijo, santo e inocente, para que sufriera el castigo que ellos merecían.

La muerte de Abel fue el primer ejemplo de la enemistad que Dios predijo que existiría entre la serpiente y la simiente de la mujer.

 

Mediante el desarrollo del gran conflicto, Dios demostrará los principios de su gobierno,   La justicia de Dios será finalmente reconocida por todo el mundo, aunque tal reconocimiento se hará demasiado tarde para salvar a los humanos. 

Dios tiene la simpatía y la aprobación del universo entero a medida que paso a paso su plan progresa hacia su pleno cumplimiento.  El lo cumplirá hasta la final.  el universo entero testificará así acerca de la sentencia: "Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos." (Apoc.  15: 3.)

 

Comentario bíblico adv.

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