Cristo la Rosa de Saron

12.06.2015 10:15

Cantare 2

 

 

Por su creatividad teológica y cultural, los primeros siglos de la era cristiana constituyeron un periodo decisivo para el Cristianismo. Entre las varias figuras de esa época, se destaca Orígenes de Alejandría (185-253). Fundador de la crítica al texto bíblico, profundo conocedor de la literatura y la filosofía, hombre de iglesia y predicador, Orígenes se expresó en esos ámbitos dejando duraderas marcas en el Cristianismo de su época y hasta los días de hoy. En esos dieciocho siglos de historia, ciertamente no se puede negar la grandeza del genio de Orígenes y la profundidad de su influencia. Solamente puede comparárselo a Agustín y Tomás de Aquino, continuando a ser el mayor de los teólogos que la Iglesia de Oriente produjo.

 

la Iglesia. Ella es como la luna iluminada por Cristo que es el sol; sol y luna iluminan el mundo. La Iglesia es reflejo de la luz de Cristo, porque se encuentra entre Él y el mundo; este último representado por aquellos que no están en condiciones de iluminar a otros. Así, la iglesia es medianera de la luz.

De la unión de la Iglesia con Cristo, Orígenes traza el paralelo de la unión del Cristiano con el Señor, con vistas a tornarse una sola cosa. Esa unión no significa la pérdida de identidad personal, mas solamente del aspecto terreno y material, siendo conservados y potencializados los aspectos espirituales.

 

Yo soy la rosa de Sarón.

Esta división del capítulo ha inducido a algunos a asociar el vers. 1 con lo que sigue; .  Por eso, mediante una aplicación espiritual, se han dado a Cristo ambos títulos: "Rosa de Sarón" y "Lirio de los valles".  Sin embargo según la gramática y el contexto, es más natural considerar este versículo como una declaración de la novia.  La palabra de la cual se traduce "lirio" puede tener género masculino como femenino. La forma femenina aparece aquí, en tanto que la forma masculina se halla en los pasajes de los caps. 2: 16; 4: 5; 5: 13; 6: 2, 3; 7: 2.

 

Nosotros somos el huerto de Dios. Pertenecemos a Dios si somos sus hijos por acción del Espíritu Santo. Siendo hijos, divinizados por el Espíritu Santo, somos como un huerto para  Dios . Cuanto más crecemos en Dios, tanto más bellos somos, y tanto más felizmente Dios va a morar en nuestro corazon Por ello, un cristiano vive una vida teologal de la fe, y en la bondad divina,  que nos renueva y eleva, nos ilumina, y diviniza, porque él nos hace partícipes de su naturaleza divina (2 Pd 1, 4). : viven en el reino de Dios, aman a Dios, y son llenos de Dios.

 

 Ejerciéndose así en esta caridad divina, el cristiano derrama su vida en la misericordiapor Dios en servicio a su prójimo como medio de expresar su amor por el Dios que no se ve. Al amar al prójimo, él ama a Dios, y su misericordia por Dios desborda y se extiende en su Bondad al prójimo. 

 

Así el cristiano vive en una relación  con Dios, después de una larga jornada de mucho tiempo de purificación . Él vive una vida teologal, una vida teocéntrica, vive con Dios constantemente, sin  separación; aun duerme con Dios, como un manojito de mirra que reposa entre susalmohadas (1, 13

 

Todo le habla del Señor. El olor fragante del ciprés y del cedro llena su casa —madera sustancial, madera vieja y pesada, y de un olor aromático de los bosques.

 

El olor de esta madera no es dulce, sino sustancioso, pesado, acre, y fresco como el aroma de los bosques de los pinos de las montañas del Líbano. Para el encuentro divino, necesitamos silencio y un ambiente armonioso de paz y tranquilidad. Este olor de ciprés y de cedro, de los cuales es hecha su casa, es un recuerdo constante de esta necesidad de la soledad y silencio. y por eso esta casa está colocada en un monte solitario, rodeada de árboles aromáticos. Allí ella puede pasar sus noches en íntima contemplación.

 

¡Qué importante es la contemplación así a solas con el Señor! Es la alegría interior de

la vida. Es la recompensa de un alma coherente. Esta riqueza espiritual entra dentro de nosotros con la fe y el bautismo, pero sólo como un germen, todavía no desarrollado, y todavía no habiendo conquistado todo aspecto de nuestro ser, de nuestros  pensamientos, y memoria. Sólo después de purificar todas estas potencias de nuestro espíritu, seremos dispuestos para esta contemplación como nuestra alimentación regular.

 

Esta purificación de las potencias del espíritu sigue después de haber privado nuestros cinco sentidos  es decir: después de comenzar una vida ascética de ayuno, separación del mundo, guarda de la vista, del oír, y de saborear, una vida de vigilias, y vigilancia en general en todo aspecto de la vida, viviendo sólo para Dios, y vuelto hacia el interior.

 

la decisión es nuestra. Todo hombre es llamado al camino de Dios, a esta contemplación, a esta vida de Bondad, a esta vida de esplendor, en que él arma su tienda en las cimas de la luz y permanece allí, calentándose en el resplandor del Señor. Pero hay sólo un camino que nos dirigirá allí, y esto es el camino de la vida, que pocos hallan, porque es angosto y estrecho (Mt 7, 13-14). Pero qué dulce es este camino, sólo conocen los que han andado por él y lo han experimentado.

 

Dios puede empezar a guiarnos por nuevos caminos más estrictos aún que antes, invitándonos a aún más renuncia del mundo, hasta que lleguemos al punto de vivir normalmente casi todo el tiempo en esta frescura de Dios, regocijados por el Espíritu Santo inhabitando en nuestro corazón, corriendo como agua viva dentro de nuestras entrañas (Jn 7, 37-39), y saltando como una fuente permanente de agua viva (Jn 4, 14).

 

Perfección de Cristo: Juan 1:14, Juan 19:4, Hechos 2:10,  Hechos 5:9, Hechos 7:28

Bajo la sombra.  Estas palabras se han interpretado como una descripción del alma que descansa bajo la sombra del amor de Cristo, y disfruta un bienaventurado compañerismo con el Señor.  Pero los beneficios de una comunión tal no pueden ser disfrutados por los que sólo se detienen un momento en la presencia de Jesús.  Con demasiada frecuencia la agitación de las actividades de la vida elimina los preciosos  momentos de comunión, esenciales para un saludable crecimiento en la gracia (ver 3JT 109; Ed 254)

 

Casa del banquete. Literalmente, "casa del vino" (ver com. vers. 2).  Se ha usado este versículo para ilustrar más ampliamente la comunión con Cristo (ver com. vers. 3; PVGM 162, 163; Ed 254)

 

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). En esta perspectiva se explica el Bondad de Cristo por su Iglesia y por cada uno de los llamados a formar parte de ella. Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella (Ef 5,25); la adquirió con su sangre (Hch 20,28). Y lo mismo hizo en relación a cada uno de los cristianos (Gál 2,20). Quien experimentó en sí mismo este Bondad de Dios por medio de su Hijo, siente un profundo respeto ante el misterio de cada humano. 

 

Comentario biblico adventista

Alejandro Javier de Saint Amant

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