Justificacion por la fe

07.09.2015 09:02

Romanos 4

* Meditemos en los grandes privilegios de los creyentes: recibir el Espíritu Santo, ser hijos de Dios, clamar a Dios `Papá' y tener acceso a la gloria eterna.

 

¿QUE, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. 3 Porque ¿qué dice la Escritura?  Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.

 

¿qué pues diremos en cuanto al caso de Abrahán? Los judíos podían afirmar, sin duda, que el padre del pueblo escogido fue aceptado por Dios debido a sus grandes méritos. Pero Pablo continúa explicando, basado en la autoridad de las Sagradas Escrituras, que aun Abrahán fue justificado bajo las mismas condiciones en que se ofrece la justificación a los no creyentes.  

 

La justicia de Dios es una justicia que regala, regalándonos el perdón.

¿Qué, pues, diremos que Abraham nuestro padre ha hallado respecto a la carne?"; es decir, ¿fue justificado Abrahán por alguna cosa que tuviera que ver con la carne?

 

Fue justificado. Si Abrahán fue justificado como recompensa por sus obras de obediencia, ciertamente tendría algo por lo cual estar orgulloso. Pero en realidad Abrahán no tenía nada de qué jactarse delante de Dios. Pablo explica esto en los vers. 3-5.  La verdad es que Abrahán no recibió su justificación como recompensa por sus obras, sino en la misma forma en que la reciben todos los otros creyentes.

 

 La salvación es una maravilla: Dios declara justo al pecador  debido al sacrificio de Jesús.

9 ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión?  Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia.

"Abrahán tuvo fe en Dios", o "Abrahán puso su fe en Dios".  La fe de Abrahán no fue simplemente una creencia en algo impersonal, sitio una confianza personal en Dios (ver com. cap. 3: 22).

 

Contado.Gr. logízomai. La misma palabra se traduce como "atribuye", "imputa" (vers. 6, NC). En el griego clásico y en los papiros este término se usaba en asuntos de contabilidad.  La fe de Abrahán fue acreditada a su haber para justificación. La palabra hebrea que se usa en Gén. 15: 6  (jashab) significa "pensar", "reputar", "considerar", "computar.

 

El hecho de que la fe de Abrahán le fuera contada como justicia, no significa que su fe poseyera en sí misma algún mérito que pudiera ganar la justificación (ver Material Suplementario 509 de EGW com. cap. 4: 3-5). Fue la fe de Abrahán en Dios lo que se le contó como justicia. Esta fe es una relación, un modo de ver, una disposición del hombre hacia Dios. Implica estar dispuesto a recibir con gozo cualquier cosa que Dios pueda revelar, y hacer con gozo cualquier cosa que Dios pueda ordenar. Abrahán amó a Dios, confió en él y le obedeció, porque lo conocía y era su amigo (Sant. 2: 21-23). Su fe fue una relación genuina de amor, confianza y sumisión. Más aún: Abrahán conocía el Evangelio de salvación, y sabía que su justificación dependía del sacrificio expiatorio de Aquel que vendría (Gál. 3: 8; cf. Juan 8: 56). 

 

 El verdadero pueblo de Dios es aquel que desciende del linaje espiritual de Abraham.

 

Cuando se estableció el pacto, a Abrahán "le fue revelado el plan de redención, en la muerte de Cristo, el gran sacrificio, y su venida en gloria" (PP 131). Abrahán creyó en la promesa referente al Mesías, y "la fe del patriarca se fijó en el Redentor que había de ver" (PP 150).  Abrahán aceptó con agradecimiento y confianza la expiación hecha por Cristo y la justicia de Cristo en lugar de la suya. Esto le permitió que se le contara o acreditara la justicia de Cristo. Esta es la justificación por la fe de la cual disfruta todo creyente cristiano.

 

4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda.

Cuenta. Gr. logízomai (ver com. vers. 3), palabra que podía usarse para referirse a algo que se acreditaba a una persona, ya le correspondiera o no. En este versículo, el salario del obrero se le "cuenta" o "acredita" como algo que le corresponde legalmente. En el vers. 8 Pablo habla de que no se "inculpa", o "imputa" (BJ), o "toma a cuenta" (BC) el pecado al pecador.

 

Salario.Gr. misthós, "paga", "salario", "retribución" (ver Mat. 20: 8; Sant. 5: 4).

Como gracia. Es decir, como un regalo (ver com. cap. 3: 24).

 

Los privilegios no nos protegen de las consecuencias, sino que aumentan nuestra responsabilidad.

 

Como deuda. "El obrero es digno de su salario" (Luc. 10: 7). Si es necesario puede reclamarlo ante un tribunal. Esto representa el método legalista de buscar la salvación. Si la justificación es una recompensa por las obras, Dios es nuestro deudor. No hay gracia.

Al que no obra. Es decir, a la persona que no intenta comprar la justificación por medio de sus obras. Pero esto no niega la necesidad de las buenas obras (ver com. cap. 3: 28). Pablo realza nuevamente la verdad fundamental de que el hombre no es justificado por obras, sino por la fe que lo hace participante de la vida y de la justicia de Dios, y de este modo genera e inspira buenas obras.

 

Cree en aquel. O "tiene fe en aquel", "confía en aquel" (ver com. cap. 3: 3).  Esta fe no es una simple creencia en la bondad de Dios, sino plena confianza en que él justifica a aquellos que no podrían ser justificados si se ejerciera justicia sin misericordia. No sólo implica confianza en las promesas de Dios, sino también una completa entrega del corazón y de la vida a Aquel en quien el creyente ha aprendido a confiar. Creer en Dios significa mucho más que considerar su Palabra como verdadera: equivale a una relación personal (ver com. cap. 4: 3).

 

El propósito del Sal. 32, del cual está citando Pablo, es mostrar la bienaventuranza del hombre que es perdonado, cuyos pecados no le son atribuidos y que, por lo tanto, es tratado como una persona justa. Ya no se le considera más como un pecador rebelde, sino como un amigo de Dios.

Sin obras.David no usa estas palabras, pero la idea está implícita en el salmo. Las obras no tienen absolutamente ningún valor para expiar las iniquidades pasadas (ver com. cap. 3: 28).

 

Bienaventurados. Gr. makários, que también puede traducirse "feliz". Se usa la misma palabra en las bienaventuranzas (ver com. Mat. 5: 3). 

Pecados.Gr. hamártema, "errar el blanco", "falta", pecado y desviación de toda clase. Cubiertos. Gr. epikalúptÇ, literalmente "velados". "Bienaventurado es el varón cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta".

 

Jesús hizo lo que nosotros  Eso es el `cambio alegre'. ¿Experimentamos su alegría?

 

No inculpa de pecado.

Es decir, el Señor no debitará o computará su pecado contra él. Este es el lado negativo de la justificación, el perdón de los pecados pasados. El lado positivo, como se expresa en los vers. 3, 5-6, 9, 11, 22, es la imputación de justicia.  Ambos aspectos son inseparables. Destacar lo primero -pensar en la justificación únicamente como perdón y remisión- puede despojar a esta experiencia de una parte de su poder reconciliador y vivificador. La comprensión positiva de que Dios no sólo me ha perdonado sino que también me ha imputado la justicia de Cristo, no sólo me llena de gratitud sino también de esperanza y anhelo para el futuro.

 

La ley produce ira. Los legalistas que dependen de la obediencia a la ley para la justificación de los pecados, basan su esperanza en una falsa suposición.  La función de la ley es revelar el pecado (cap. 3: 20) y mostrar que es transgresión de la voluntad de Dios.  Pero lejos de justificar al pecador o de proporcionarle paz, lo condena y atrae sobre él la ira de Dios.  Como Pablo ya ha demostrado que todos los hombres han pecado (cap. 1-3), se deduce que cualquiera que intente justificarse por la ley sólo se verá rodeado de ira y condenación.  De manera que la ley puede reducir el efecto contrario del que se propone la promesa.

 

israel recibirá la misericordia de Dios, una misericordia debida a su fidelidad sin doblez.

Por tanto, es por fe. El texto griego dice "por esto de fe".  Puede entenderse que 513 la promesa de la fe "depende" (BJ), o viene por fe, o que se recibe por fe.  Lo que depende de la fe es la promesa (vers. 13), o la herencia (vers. 14), o hablando en términos generales, se dice que la fe es la forma de obtener la salvación.  Puesto que la ley tan sólo produce condenación, la justificación y la salvación deben provenir de la fe, como fue en el caso de Abrahán (Gál. 3: 11-12).

 

Quizá Pablo esté recordando el momento cuando Abrahán conversó con Dios y aceptó por fe, en la presencia del Señor, la promesa divina de que sería el padre de muchas naciones (Gén. 17: 1-4).  Para los hombres era imposible que se cumpliera esa promesa; pero Abrahán, como amigo de Dios, se mantuvo en la presencia del Creador omnipotente que podía predecir el futuro y hacer que se cumplieran las órdenes divinas.  Y mientras Abrahán permanecía allí fue constituido como el padre de muchas naciones.

 

 El evangelio es algo tan hermoso; nos libra de la ira de Dios y nos predica la justicia salvadora por la cual podemos vivir.

Abrahán dio gloria a Dios mediante su firme confianza en las promesas de Dios, y de esa manera reconoció su omnipotencia.  Todos los que creen en las promesa divinas honran a Dios en forma semejante dan testimonio de que Dios es digno de confianza.  Abrahán también dio gloria a Dios en sus hechos y pensamientos por medio de su pronta obediencia (Gén. 17: 22-23).

*

 Servir al pecado es muy peligroso; servir a Dios vale la pena. Sin embargo, la vida eterna no es producto de nuestros méritos, sino del amor abundante del Señor.

 

Lo que Pablo dice, podemos resumirlo así:

a.   La ley pone de manifiesto que nuestra vida está llena de culpa.

b.   La ley es espiritual y divina; nosotros somos carnales,  vendidos al pecado.

c.   Hacemos lo contrario de nuestro deseo (como creyentes).

d.   El error está en nosotros y no en la ley.

e.   Dentro del creyente vive el pecado, aunque sea hijo de Dios, y tiene el deseo de agradarle.

f.    Dios puso el deseo de obedecerle, pero hacer su voluntad no es posible para nosotros.

g.   Es decir: no mora el bien en el creyente, solamente el deseo para hacerlo. Falta la acción.

h.   Hay una diferencia entre el pecado y yo. Por el amor a Dios no quiero hacer lo malo,

i.    sin embargo, siempre hago lo malo.

l.    La lucha entre nuestro deseo de agradar a Dios y el poder del pecado que muchas veces nos domina, produce el gran anhelo de la redención del cuerpo de pecado.

m.  Este anhelo se realizará completamente por medio de Jesucristo en su segun­da venida. Aquí y ahora se realiza en forma parcial por medio del Espíritu Santo.

J. Den Admirant: pastor misionero 

 

La justificación no es solamente perdón, también es reconciliación, el restablecimiento de una nueva relación, la experiencia de ser puesto en armonía con Dios.  Esta vida nueva sólo es posible mediante la fe en el Cristo que vive "siempre para interceder por" nosotros (Heb. 7: 25).  La justificación sólo se concede a los que aceptan todo el plan de Dios de justificación por la fe en Cristo y se entregan a él.  Esto significa amar al Cristo viviente y depender de él para  la intercesión y el poder transformador.  Nuestro Señor se dio a sí mismo por nosotros en la cruz  y se da a nosotros mediante su resurrección.

 

Dios siempre reserva un remanente de Israel conforme al amor de su elección. Ella muestra que la salvación se debe enteramente a la gracia divina y no a las propias obras.

 

!Bendidiones Abundantes!

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