Nacidos .

08.10.2015 08:52

1Juan 5

 

 

1 TODO aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.

 

Regeneración: nacimiento de un nuevo espíritu  Ez 36:26, De origen divino  Jn 1:13, Una nueva criatura 2 Co 5:17, Necesaria para la salvación Tit 3:5, Por la palabra de Dios 1P 1:23, Obtenida por medio de la fe 1 Jn 5:1

 

El Cristo.  Es decir, el Ungido, o Mesías (ver com.  Mat. 1:1).  Creer que Jesús de Nazaret, el hombre, es también el Mesías, es aceptar el plan de salvación (ver com. 1 Juan 3:23; 4:2, 15)

 

2  En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.

 

Amar a Dios: Sal 18:1,42:1, 73:25,84:2,116:1.He 6:10,1Jn 4:19

 

En esto.  Conocemos.   Ver com. cap. 2:3, 29.  Se ha dicho ya cómo podemos saber que amamos a Dios (cap. 4:20-21), y ahora Juan nos dice cómo podemos descubrir si amamos a los hijos de Dios, que son nuestros hermanos.

 

Cuando amamos a Dios.  Guardamos sus mandamientos.  La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por la variante "practicamos sus mandamientos"..

 

Amor a Dios.  En el griego dice "amor de Dios", que puede interpretarse como "amor hacia Dios" o "amor procedente de Dios" (ver com. cap. 2:5, 15; 3:16-17; 4:9).  Esta vez no hay duda de que el apóstol está hablando de nuestro amor a Dios (cap. 5:2). los Diez Mandamientos no son sino la ampliación de los dos grandes preceptos: amar a Dios y amar al prójimo (Mat. 19:17-19; 22:36-40; Rom. 13:8-10).

 

 Los que aman a Dios encuentran gozo en cumplir sus órdenes y en seguir su consejo, y él proporciona el poder para que su ley sea obedecida (1 Cor. 10: 13; Fil. 2:13).El que participa de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4), dispone de los mismos recursos que sostuvieron a Cristo en su vida terrenal (TM 386; DTG 98-99).

 

4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

 

Victoria espiritual: Sobre fuerzas espirituales: sal 44:5, Lc 10:19, Sobre las aflicciones mas severas Ro 8:35,Ro 8:37, 1Jn 5:4,  Ap 15:2

 

Fe.  Gr. pístis (ver com.  Heb. 11:1).   Nuestra fe debe aferrarse de las promesas divinas, debe desear, escoger, y actuar, depender de esas promesas, antes de que esa fuerza pueda ayudarnos. El que vence.  Cuanto más confiamos en las promesas de Dios, tanto más firme será nuestra confianza y más fe obtendremos para seguir progresando.Cree que Jesús.  Juan presenta otra vez la verdad central de la iglesia cristiana como la prueba de una genuina vida cristiana victoriosa (ver com. cap. 2:22-23; 3:23; 4:1-3).

 

El Espíritu es la verdad.   El testimonio del Espíritu puede ser recibido con completa confianza, pues todo su testimonio es verdadero y la suma total de su revelación es la verdad.  Por lo tanto, cuando el Espíritu testifica que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, su testimonio es final: no puede haber uno mayor.

 

Simplemente, el amor a Dios se mostrará a sí mismo en obediencia. “Con frecuencia los Cristianos intentan convertir el amor a Dios en una experiencia emocional pero Juan no permite esto en su epístola.” (Boice

 

Espíritu de verdad: Jn 14:17, Jn 15:26,16:13, 1Jn 4:6

 

8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. 9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.

 

Testigos :  Num 35:30, Dt 17:6, 19:15, Mt 18.16,2 Co 13:1, 1Ti 5:19, He 10:28

 

Porque tres son.  : "En el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.  Y tres son los que dan testimonio en la tierra (ver t. V, p. 143) (A Catholic Commentary on Holy Scripture, Thomas Nelson e Hijos, 1951, p. 1186).

 

El Espíritu.  El apóstol recapitula su testimonio, pero encabeza la lista con el Espíritu. Cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo en forma de paloma dio testimonio a Juan de que el que había bautizado era el Mesías divinamente instituido, y Dios mismo pronunció la alabanza a su Hijo (Mat. 3:16-17). 

 

11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

Y este es el testimonio.  El testimonio consiste en la dádiva divina de la vida eterna mediante la persona del Hijo de Dios, Jesucristo.  Esa dádiva es el más eficaz de todos los testigos de la verdad de Dios.

 

16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte.  Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.

 

“Es inútil esperar gloria eterna, si no tenemos a Cristo en nuestro corazón. Cristo que permanece otorga un título de propiedad. Este es el registro de Dios.  Un Cristo que permanece, GLORIA. Un Cristo que no permanece, NINGUNA gloria. El registro de Dios debe perseverar.” (Clarke)

 

Literalmente "pecando pecando".

 

Parece innegable que Juan está distinguiendo entre clases de pecado, pues en este mismo versículo habla de "pecado de muerte ,aquellos para los cuales hay perdón y esperanza para el pecador, y aquellos para los cuales no hay perdón.  En el primer caso, la oración puede ser una ayuda eficaz para la redención; en el segundo, como Juan después lo explica, no hay ninguna garantía de que la oración sea eficaz. Generalmente se entiende que el pecado de muerte es el pecado imperdonable contra el Espiritu (ver com.  Mat. 12:31-32).  Por lo tanto, un pecado que no es de muerte es cualquier otra clase de pecado en que puede caer un hermano. Dios le dará vida.  Por eso, después de todo es Cristo el que da la vida, aunque la oración de intercesión puede haber sido el instrumento mediante el cual se concedió esa vida; pero esa "vida" sólo se concede si hay un sincero arrepentimiento en el pecador. La actitud y el motivo determinan más la diferencia que el pecado mismo; en éste sentido hay diferencias de pecado a pecado. Un error leve, del que rápidamente uno se arrepiente y es perdonado, no es un pecado para muerte.  El pecado grave, en el que se cae súbitamente por no haber mantenido el poder espiritual, aún no es un pecado para muerte si hay un verdadero arrepentimiento, pero un pecado donde no hay arrepentimiento solo Dios lo sabe.

 

Intercesión : Ex 32:32,Num 12:13, 1S 7:5,1R 13:6,Cr 21:17,2Cr 30:18

 

20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo.  Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

Sabemos.   El que ha nacido de nuevo sabe que Cristo vino y cumplió con la obra de la redención, pues ha experimentado personalmente el perdón de sus pecados y el poder de la presencia interior del Salvador .

 

Gr. diánoia (ver com. 1 Ped. 11: 13).  Se refiere a la facultad de entender, a la mente.  Cristo ha abierto ante el creyente inagotables tesoros de conocimiento divino.  Siempre debemos anhelar la exploración de esos tesoros y el aumento de nuestro conocimiento de ellos.

 

Sabiendo quién es Jesús – no solo como información sino como el alimento para la vida – “llena el alma con tantas cosas que le envuelven. . . como para fácilmente convertir a este mundo en una sombra  y privarlo de todo su poder pasado sobre nosotros.” (Poole)

 

Conocimiento : Jer 9:24, Os 6:3, Jn 7:17, Jn 8:31,8:32,Jn 17:3

 

Comentario Biblico adv.

¡Bendiciones Abundantes!

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