!Que Dios!

24.08.2015 09:44

¡QUE DIOS!

 

 

Reflexiona en lo que Dios logró.

 

No nos condena  ni transige con sus normas. . En vez de echar a un lado nuestro pecado, lo asume y—¡en qué cabeza cabe!— se autosentencia. La santidad de Dios se honra. somos redimidos. Dios hace lo que nosotros no podemos hacer para que seamos lo que ni siquiera nos atrevemos a soñar ser: perfectos ante Dios.

 

Pero lo que nos separa de Dios no es una soga ni las normas del campamento. Lo que nos separa de Dios es el pecado. No tenemos la fuerza suficiente como para quitarlo ni somos lo bastante buenos como para borrarlo. Por sobre todas nuestras diferencias hay un problema del que todos participamos. Estamos separados de Dios.

 

El pecado le hace a una vida lo que las tijeras a una flor. Un corte en el tallo separa a la flor de la fuente de su vida. En un principio, la flor es atractiva, todavía llena de color y vitalidad. Pero observa esa flor cuando pasa el tiempo y verás cómo las hojas se marchitan y los pétalos se caen. No importa lo que hagas, la flor jamás volverá a vivir. Cúbrela con agua. Hunde su tallo en tierra. Riégale abono. Pégala con pegamento de nuevo a su tallo. Intenta lo que quieras.

 

 

Hasta este punto, en la carta de Pablo, todos los esfuerzos en cuanto a la salvación han sido de la tierra hacia arriba. El hombre ha inflado su globo con su aire caliente y no ha sido capaz de dejar la atmósfera. Nuestras excusas de desconocimiento son inexcusables ( Romanos 1.20 ). Nuestras comparaciones con otros no son permisibles ( 2.1 ). Nuestros méritos religiosos son inaceptables ( 2.29 ).

 

La conclusión es inevitable:Salvarnos a nosotros mismos sencillamente no resulta. El ser humano no tiene ninguna manera de salvarse a sí mismo. Pero Pablo anuncia que Dios tiene su forma. Donde el hombre falla, Dios sobresale. La salvación viene del cielo hacia abajo, no de la tierra hacia arriba. «Nos visitó desde lo alto la aurora» ( Lucas 1.78 ). 

Por favor, toma nota: 

Dios da la salvación, 

Dios la impulsa, 

Dios la fortalece y Dios la origina. El don no es del hombre a Dios.

 

Es de Dios al hombre. «En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados» ( 1 Juan 4.10 ). Dios crea la gracia y la da al hombre. «Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salvación y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo he creado» ( Isaías 45.8 ).

 

«Por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes» (v. 2 ). Observa la frase «por quien también tenemos entrada». La expresión en griego significa «ser conducido a la presencia de la realeza». En Efesios, Pablo nos recuerda dos veces nuestro derecho a entrar en la presencia de Dios:

 

 

La Gracia :

 

Eres libre de la ley ( Romanos 7.6 ). Estás cerca de Dios ( Efesios 2.13 ). Eres miembro de su reino ( Colosenses 1.13 ). Eres justificado ( Romanos 5.1 ). Eres perfecto ( Hebreos 10.14 ). Te han adoptado ( Romanos 8.15 ). Tienes acceso a Dios en cualquier momento ( Efesios 2.18 ). Eres parte de su sacerdocio ( 1 Pedro 2.5 ). Jamás te abandonará ( Hebreo 13.5 ). Tienes una herencia imperecedera 1 Pedro 1.4 ). Eres partícipe con Cristo en la vida ( Colosenses 3.4 ), en el privilegio ( Efesios 2.6 ), sufrimiento ( 2 Timoteo 2.12 ), y servicio ( 1 Corintios 1.9 ).

Tú eres un: miembro de su Cuerpo ( 1 Corintios 12.13 ).

 

 

Pero cuando se abraza la gracia de Dios, el perdón florece. Cuanto más caminemos en el jardín, más se nos pegará el aroma de las flores. Cuanto más nos sumerjamos en la gracia, más daremos gracia.

 

Tú sabes cuando Dios lo sabe. Tú sabes cuando te está mirando. Tu corazón te lo dice. La Biblia te lo dice. Tu espejo te lo dice. Mientras más corras, más se complica la vida. Pero mientras más pronto confieses, más ligera se vuelve tu carga. El paracaídas es fuerte y el aterrizaje seguro. Su gracia es suficiente. Eres salvo, no por lo que haces, sino por lo que Cristo hizo. Eres especial, no por lo que haces, sino por quién eres. Eres de Él.

 

 

La gracia hace varias proclamaciones.

 

Primero, solo Dios puede perdonar mi impiedad. «¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?» ( Marcos 2.7 ). Tratar con mis pecados es responsabilidad de Dios. Me arrepiento, confieso, pero solo Dios puede perdonar. (Y lo hace.)

 

Segundo, solo Dios puede juzgar a mi prójimo. «¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae» ( Romanos 14.4 ). Tratar con mi prójimo es responsabilidad de Dios. Debo hablar; debo orar. Pero solo Dios puede convencer. (Y lo hace.)

 

Tercero, debo aceptar a quienes Dios acepta. «Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios» ( Romanos 15.7 ). Dios me ama y me hace su hijo. Dios ama a mi prójimo y lo convierte en mi hermano. Mi privilegio es completar , cerrar el circuito al amar a quien Dios ama.

 

Lo que en realidad queremos saber ROMANOS 8.31–39 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ROMANOS 8.35

 

Dios es por nosotros. Dios es por nosotros. Dios es por nosotros. Dios es por nosotros .

 

Debido a la gracia de Dios pasamos  a participar de la gloria de Dios. 

 

Maxx Lucado en manos de la gracia.

!Bendiciones Abundnates!

 

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