SU PROPOSITO ES BENDECIR.

 

Su Propósito es Bendecir.(1era parte)

 

lo que la Biblia enseña acerca de la expiación también afectará nuestra comprensión de Dios.

 

podemos afirmar que, como Dios es Uno, la Deidad posee una unidad de voluntad, propósito, disposición, y acción. No existen tensiones dentro de la Deidad,  Cristo mismo era el Hijo de Dios, la Palabra de Dios en carne humana. El Padre lo envió y en un momento particular Cristo le pidió al Padre que enviara a sus discípulos  al otro Consolador, el Espíritu Santo. Los tres trabajaron juntos en favor de la salvación de la raza humana. (Mateo 3:16).

 

Durante el Día de la Expiación el Señor purificaba el Santuario de los pecados expiados  de los israelitas. Durante ese día la obra de expiación en Israel alcanzaba dimensiones inesperada. Levítico 16:4).

La palabra pathos significa que Dios es un Dios de pasiones y emociones, lo que podríamos esperar en un ser relacional. La enseñanza bíblica del Dios triuno revela un Dios que interactúa y que, por tanto, experimenta pathos. Se puede identificar, no solo en el  gozo y la felicidad, sino también en el  sufrimiento y  dolor. 

Él dijo a Moisés: “Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor (Éxodo 3:7).

 

 La doctrina de la expiación revela claramente a un Dios que no está separado, sino uno que desciende a nuestro nivel con el propósito de participar de la condición humana.un Dios que se inclina .

 

Cuando leemos que Dios es amor, no nos referimos a un concepto filosófico, sino al carácter dinámico de nuestro Dios. Dado que a su naturaleza , cualquier cosa que haga será siempre y eternamente una expresión o manifestación de ese amor divino.

 Aquí está fundamentada la expiación y encuentra su plataforma de lanzamiento en la naturaleza misma de la Deidad. Esta declaración teológica se podía leer en el sentido de que la expiación presupone el amor divino y no necesariamente la ira divina.  (1 Juan 4:10).  Quiere decir que Dios nos amó cuando aún nos encontrábamos en un estado  contra él, y éramos, incluso, incapaces de responder a su amor. Nosotros le amamos “porque él nos amó primero” (4:19). Nuestro supuesto valor o la falta de él, no determinan si Dios nos ama o no. Él siempre nos ha amado. Por lo tanto, podemos decir que el amor de Dios es indiferente a nuestro valor, porque él me  amó en mi condición.  (Romanos 5:8) El misterio de la expiación se centra en el hecho de que es un acto divino de gracia que fluye de la naturaleza misma de un Dios que es Misericordioso.

 

Dios es tan grande que es capaz de restaurar su valor a los pecadores arrepentidos. A través del Espíritu,y su hijo Jesucristo (Romanos 5:5; 1 Juan 4:13).  Dios nos hace valiosos en la medida en que nos une a el, la persona más valiosa en el universo, La expiación se basa en la singularidad de un Dios cuya existencia es infinitamente diferente de la de las criaturas.  El Santo es el Rey de toda la tierra, que mora en su santo templo (Salmo 47:7-8), y que también protege a su pueblo (salmos :89:18)  Cuando el Santo se nos aproxima para santificarnos esta santificación incluye la regeneración ética.  (Levítico 19:2.

 

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). La divina indiferencia a la falta de valor de los objetos de su amor habla de la libertad de su amor. Nadie puede manipularlo o circunscribirlo, porque supera los poderes y las expectativas de todos, y porque es inseparable de la libertad del ser divino. Por encima de todo, su amor alcanza a los pecadores. Por lo general nos referimos a este aspecto del amor de Dios, como su gracia.

 

Su santa presencia trae la salvación a su pueblo, pero que también se convierte en una experiencia que amenaza la vida a los que persisten en el pecado y el mal. Este último grupo está formado por aquellos que “dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” (Isaías 1:4). Su santidad se expresa en actos de juicio (5:24, 25; 10:16-19). Pero el propósito final de esa manifestación de santidad es la salvación (Isa. 52:10). La doctrina de la expiación debe estudiar la forma en que ese Dios santo es capaz de salvar a los seres humanos .

 

El Día de la Expiación servía para justificar la forma como Dios obraba con el problema del pecado y la impureza en Israel. Un juicio procura descubrir la verdad en situaciones en las cuales no está obviamente accesible para el observador común.

 “Porque en este día se hará expiación por todos vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová” (Levítico 16:30). Hay un elemento de finalización o consumación en esa declaración. Los pecados cometidos durante ese año, la impresión que habían dejado sobre el tabernáculo, eran ahora borrados para siempre. No quedaba ningún registro de ellos

 

El Día de la Expiación confirma la aceptación del pueblo ante el Señor. El ritual presuponía que los israelitas habían sido limpiados y perdonados por el Señor a través de las ofrendas del pecado y la culpa y que su relación de pacto con él había permanecido intacta. Durante ese día esta dimensión espiritual del pueblo se hacía claramente patente por un espíritu de sumisión y confianza en el Señor. No añadía nada nuevo a su condición espiritual, sino, más bien, revelaba. Un procedimiento judicial analizaba la calidad de la vida espiritual del pueblo. El de la Expiación era un día de juicio en Israel.

Al involucrarse Dios en el problema del pecado y la impureza de su pueblo hacía necesario un examen de su condición espiritual. Él los había purificado y perdonado, pero la pregunta permanecía: ¿Habían aprovechado el don de gracia divina o se habían apartado del Señor?

 

El ayuno cambiaba la preservación de la vida de las manos del individuo y la ponía en las manos del Señor. Era una total dependencia en el poder preservador y sostenedor de Dios (cf. Esdras 8:21) Aquellos que demostraban total dependencia en el poder purificador del Señor recibían la purificación total ofrecida como un regalo durante el Día de la Expiación.

“el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). El propósito de ese juicio era la salvación del mundo: “Porque no envió Dios a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (3:17).

 

Jesús tenía el control de lo que estaba pasando. “Yo conozco al Padre y pongo mi vida por las ovejas” (Juan 10:15); él vino “para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45); “se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20), y por la iglesia (Efesios 5:25). Finalmente, sobre la cruz “habiendo inclinado la

 cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:30). Su vida no se la arrebataron ni los seres humanos ni las agencias satánicas; él la rindió voluntariamente. Los seres humanos siguen siendo responsables por haberlo matado, pero fue Jesús quien voluntariamente entregó su vida.

 

la encarnación fue la unión permanente de lo divino y lo humano en una Persona. El Hijo de Dios llevó nuestra naturaleza humana ante la misma presencia de Dios (1 Timoteo 2:6). A través de toda la eternidad Jesús continuará siendo humano. La unión permanente de lo humano y lo divino en la persona de Cristo significa que sobre la cruz las dos fueron inseparables.

 

el libro de Daniel desarrolla en forma particular el tema del conflicto cósmico y su solución. Describe la caída y levantamiento de los reinos, su oposición a Dios y a su pueblo, y su derrota final. Estamos interesados en la forma en que la batalla espiritual concluye. Al describir la solución final del problema del pecado Daniel lleva al lector al tribunal de justicia celestial (Daniel 7:9, 10, 26, 27) y al Día de la Expiación en el templo celestial (8:13, 14)

Dios colocó esos períodos de tiempo profético en las Escrituras para ayudarnos a comprender dónde nos encontramos dentro de su esquema escatológico de salvación y para motivarnos a reconocer la importancia y la urgencia de los tiempos en que vivimos. El conflicto cósmico está llegando a su fin. La consumación de la obra de salvación de Cristo ha comenzado en la iniciación de su obra sumo sacerdotal de juicio en el Santuario celestial. En él está cumpliendo el servicio antitífico del Día de la Expiación.

 

https://reflexionesteologicas.wordpress.com/2010/08/19/la-expiacion-1/


 

"Cuando veáis en el lugar santo, la abominación desoladora, predicha por el profeta Daniel, —el que lee, entienda—(Mateo 24:15)

 

 

la afirmación  de la vida ,felicidad , crecimiento y libertad están arraigados a la  capacidad de ver hacia dentro y hacia afuera ;Para experimentar dicha identidad es necesario penetrar desde la periferia hacia el núcleo,  respeto , responsabilidad, equidad, tolerancia ,justicia , para mi pero sin negarselo a otros,con el objetivo de evolucionar ,si percibo en otra persona nada más que lo superficial percibo las diferencias lo que nos separa, si penetro hasta el núcleo  percibo nuestra identidad lo que nos une. Y esto va a depender de la región del ser y por un maravilloso acuerdo se  realizará la fundición para crear  los lazos de la hermandad.*

 

El Señor presentó a su pueblo el rumbo que debía seguir si quería ser una nación próspera e independiente.  Si le obedecía, declaró que la salud y la paz serían suyas y la tierra daría sus productos bajo la supervisión divina (MS 121, 1899).

 

  • Libro consejos para disfrutar de una vida feliz ( Erich Fromm)

el proximo tema muy interesante el Espiritu Santo y los temperamentos .

 

Dios te bendiga.

 

 

 

 

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