Exodo 20:8

24.03.2015 09:28

Éxodo 20:8

Acuérdate.

 

La vida y el universo se mueven en el tiempo a través de ciclos. La Biblia, desde Génesis hasta Apocalípsis nos muestra esta verdad, esta ley, tanto en el mundo físico como en el espiritual.

 

El "día" séptimo representa la esfera del Tiempo de Dios, pues representa Su reposo. Y Él desea que nosotros moremos, reposemos y permanezcamos desde esa esfera de Tiempo, para crear y señorear sobre toda la creación (Gén. 2:1-3; Éxo. 20:8-11; Lev. 23:2-3; Mr. 2:23-28; 3:1-5; Mt. 12:9-13; Col. 2:16-3:4; Heb. 4:1-13).

También hemos visto que el séptimo día es importante, porque en él Dios subraya y enfatiza el SER, el estar en Él y con Él. En seis días trabajamos, HACEMOS; pero en el séptimo día descansamos, reposamos, sencillamente SOMOS.

 

Dios es el Gran Yo soy, el Ser Supremo, la Existencia misma, y Él quiere que seamos como Él, que vivamos a partir de lo que somos en Él. La voluntad de Dios es que moremos con Él, que estemos en Su presencia, que permanezcamos unidos a Él y entonces seremos fructíferos y muy bendecidos (Sal. 15:1; 23:6; 37:1-7; 46:10-11; Jn. 15:4-8). Al reposar, al morar, en Su presencia nos rodeamos de Él y Él nos revela Su corazón (Palabra), para que seamos creativos y obremos en Sus fuerzas, y por lo tanto seamos fructíferos y prosperados en todo lo que hagamos (Sal. 1:1-3).

 

 Pero el mandamiento del día de reposo nos recuerda que el séptimo día, el sábado, es el descanso señalado por Dios para el hombre, y que ese reposo se remonta hasta el mismo comienzo de la historia humana y es una parte inseparable de la semana de la creación (Gén. 2: 1-3; PP 348).  Carece por completo de base el argumento de que el sábado fue dado al hombre por primera vez en el Sinaí. (Mar. 2: 27; PP 66, 67, 263).  En un sentido personal, el sábado se presenta como un recordativo de que en medio de los afanes apremiantes de la vida no debiéramos olvidar a Dios.  Entrar plenamente en el espíritu del sábado es hallar una valiosa ayuda para obedecer el resto del Decálogo.  La atención especial y la dedicación dadas, en este día de descanso, a Dios y a las cosas de valor eterno, proveen un caudal de poder para obtener la victoria sobre los males contra los cuales se nos advierte en los otros mandamientos. 

 

Debiéramos "recordar" también que el mero descanso del trabajo físico no constituye la observancia del sábado.    La observancia del sábado no consiste tanto en abstenerse de ciertas formas de actividad como en participar deliberadamente en otras.  Dejamos la rutina semanal del trabajo sólo como un medio para dedicar el día a otros propósitos.  El espíritu de la verdadera observancia del sábado nos inducirá a aprovechar sus horas sagradas procurando comprender más perfectamente el carácter y la voluntad de Dios, a apreciar más plenamente su misericordia y a cooperar más eficazmente con él ayudando a nuestros prójimos en sus necesidades espirituales.  Cualquier cosa que contribuya a esos propósitos primordiales es apropiada para el espíritu y la finalidad del sábado. Cualquier cosa que contribuya en primer lugar a la complacencia de los deseos personales de uno o a la prosecución de los intereses propios, es tan ajena a la verdadera observancia del sábado como un trabajo común. Este principio se aplica tanto a los pensamientos y a las palabras como a las acciones.

 

El sábado nos remonta a un mundo perfecto en el remoto pasado (Gén. 1: 31; 2: 1-3), y nos advierte que hay un tiempo cuando el Creador, otra vez, hará "nuevas todas las cosas" (Apoc. 21: 5).  También es un recordativo de que Dios está listo para restaurar, dentro de nuestros corazones y de nuestras vidas, su propia imagen tal como era en el principio (Gén. 1: 26, 27).  El que entra en el verdadero espíritu de la observancia del sábado se hace así idóneo para recibir el sello de Dios, que es el reconocimiento divino de que el carácter del Eterno está reflejado perfectamente en la vida del hombre (Eze. 20: 20).  Una vez cada semana tenemos el feliz privilegio de olvidar todo lo que nos recuerde este mundo de pecado, y "acordarnos" de las cosas que nos acercan a Dios.  El sábado puede llegar a ser para nosotros un pequeño santuario en el desierto de este mundo, donde por un tiempo podemos estar libres de sus cuidados y podemos entrar, por así decirlo, en los gozos del cielo.  Si el descanso del sábado fue deseable para los seres sin pecado del paraíso (Gén. 2: 1-3), ¡cuánto más esencial lo es para los falibles mortales que se preparan para entrar de nuevo en esa bendita morada!

 

En la época en que Constantino fue establecido como el emperador de Roma en el cuarto siglo, hubo una división decidida en la iglesia como resultado de todos estos factores. Creo que la mayoría de ustedes sabe que Constantino fue el primero y tan llamado emperador cristiano del imperio Romano.

 

Verás, en ese momento que el culto Mitraísmo o culto a sol eran la religión oficial del imperio Romano. Se colocó como el mayor competidor a la nueva religión cristiana. Tenía su propia organización, templos, sacerdocio, túnicas — todo. También tuvo un día de culto oficial en el que el homenaje especial era para el sol. Ese día fue llamado "El venerable día del sol". .Cuando Constantino forzó a sus hordas en la iglesia a que observaran el día del sol como adoración al Dios del sol. Este era su santo día festivo.

Para que fuera más conveniente para ellos hacer el cambio a la nueva religión, Constantino aceptó su día de culto.

 

 

Hizo Jehová.

Es significativo que Cristo mismo, como Creador (Juan 1: 1-3), descansó en el primer sábado del mundo (DTG 714) y pronunció la ley en el Sinaí (PP 381).  Los que son creados de nuevo a la semejanza divina (Efe. 4: 24) elegirán seguir su ejemplo en este y en otros asuntos (1 Ped. 2: 21).  El Creador no "reposó" debido a cansancio o fatiga (Isa. 40: 28).  Su "reposo" fue cesación de trabajo al terminar una tarea completada (Gén. 1: 31 a 2: 3). Al descansar nos dio un ejemplo (Mat. 3:15; cf.  Heb. 4: 10).  El sábado fue hecho para el hombre (Mat. 2: 27), para satisfacer una necesidad que fue originalmente espiritual pero que, con la entrada del pecado, se convirtió también en física (Gén. 3: 17-19).    (ver Exo. 5: 5-9; Deut. 5: 12-15; PR 134).

 

https://www.sabadobiblico.com/historia-del-sabado/como-fue-cambiado-el-sabado

 

Comentario bíblico tomo 1

 

 

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