Frutos

09.03.2016 14:34

 

BENIGNIDAD

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  (Gálatas 5: 22, 23).

Si Cristo habita en nosotros, debemos ser cristianos tanto en el hogar cuanto fuera de él.  El que dice ser cristiano expresará palabras bondadosas a sus parientes y a otros con los que también se relaciona.  Será bondadoso, cortés, amable y compasivo, y deseará educarse a fin de poder habitar con la familia celestial.

 

 

PACIENCIA

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos, amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. (Colosenses 3:12

PAZ

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y  vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4: 6, 7).

 

GOZO

Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.  Me alegraré y me regocijaré en ti.  Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.  (Salmos 9: 1, 2).

Nosotros debemos tener más fe.  Creamos en la salvación.  Vayamos a Dios y rindámonos a él con fe, y él nos dará un carácter como el de Cristo. Esto debemos repetirlo a todos una y otra vez.  Al estar unidos a Cristo podemos darlo a conocer al mundo.  Entonces cesarán todas nuestras vacilaciones y obras hechas por casualidad.

 

AMOR

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.  (1 Juan 3: 1.)

Juan dijo: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios".  Ningún idioma puede expresarle.  Hasta cierto punto es posible describir en forma muy imperfecta ese amor que sobrepasa todo conocimiento.  Se necesitó el idioma de lo alto para poder definir ese amor que hizo posible que llegáramos a ser hijos de Dios.

 

BONDAD

Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.  Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.  (Mateo 12: 36, 37).

Dios desea que individualmente adoptemos una posición que le permita hacernos depositarios de su amor.  Por considerar que el ser humano es de muchísimo valor, lo redimió mediante el sacrificio de su Hijo unigénito.  Por lo tanto, en nuestro prójimo debemos ver a alguien rescatado por la sangre de Cristo.

 

MANSEDUMBRE

Con toda humildad y mansedumbre, soportándonos con paciencia los unos a los otros en amor.  (Efesios 4: 2).

Lo invito a mirar al Hombre del Calvario.  Contemple al que pusieron en su cabeza una corona de espinas, que cargó sobre sí la vergonzosa cruz y que paso a paso descendió por la senda de la humillación.  Mire al varón de dolores, experimentado en quebranto, despreciado y desechado entre los hombres.  

 

TEMPERANCIA

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. (1 Corintios 10: 31)

 

DOMINIO PROPIO

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.  (Daniel 1: 8).

Haríamos bien en ponderar las lecciones que este texto encierra.  Un estricto acatamiento a las exigencias de la Biblia será una bendición para el cuerpo y todo el ser.  El fruto del Espíritu no es solamente amor, gozo y paz; también es temperancia.  Por ser templos del Espíritu Santo tenemos el desafío de no contaminar nuestros cuerpos.

 

GRATITUD

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5: 18).

 

ARMONÍA

Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación. (Efesios 4: 3, 4).

El Espíritu Santo desea actuar con el instrumento humano que es consagrado; este es el propósito de Dios. Nadie podrá cerrar la puerta que él abrió entre el cielo y la tierra. Invita a cada uno a ser puro y santo, y a que se santifique, a fin de que la obra para este tiempo pueda realizarse. Cuando el pueblo de Dios establezca una correcta relación sólo con él, y del uno con el otro, el Espíritu Santo será impartido en plenitud para la complementación armoniosa de todos los integrantes del cuerpo.

 

UNIDAD

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. (Juan 17: 20, 21).

 

BENEVOLENCIA

Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra. (2 Corintios 9: 7, 8).

Cuando los corazones de los hombres han sido enternecidos por la presencia del Espíritu de Dios, son más sensibles a las impresiones del Espíritu Santo, y resuelven negarse a sí mismos y sacrificarse por la causa de Dios. Al brillar la divina luz en las cámaras de la mente, con claridad y fuerza inusitadas, es cuando los sentimientos del hombre natural quedan vencidos y el egoísmo pierde su poder sobre el corazón y se despiertan los deseos de imitar al Modelo, Jesucristo, en la práctica de la abnegación y la generosidad. Entonces la disposición del hombre de bondad y compasión hacia los pecadores y formula una solemne promesa a Dios como lo hicieron Abrahán y Jacob.

 

PIEDAD

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. (Génesis 5: 24).

La piedad es el fruto del carácter cristiano. Si permanecemos en la vid, produciremos los frutos del Espíritu. La vida de la vid se manifiesta por intermedio de los sarmientos. Debemos mantener una estrecha e íntima relación con el cielo si deseamos poseer la virtud de la piedad. Si deseamos reflejar su imagen, y queremos demostrar que somos hijos e hijas del Altísimo, en nuestros hogares Jesús debe ser huésped y miembro de la familia.

 

BUSCAR LA VERDAD

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.  (Juan 5: 39).

 

¡Bendiciones Abundantes!

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