Respeto Propio.

16.03.2016 15:17

 

 

 

Desarrollar el  respeto propio.

Si deseamos hacer el bien a las almas, nuestro éxito con ellas estará en proporción directa de su creencia de que nosotros creemos en ellas y las apreciamos.  El respeto que se muestra por el alma humana que lucha es el medio seguro, mediante Jesucristo, para restaurar el respeto propio que el hombre ha perdido.  Nuestras ideas sobre lo que pueden llegar a ser, son una ayuda que nosotros mismos no podemos apreciar plenamente.- FE 281 (1893).

 

 

Respeto por la dignidad del hombre como hombre.

Dondequiera que no haya que transigir con los principios, la consideración hacia los demás inducirá a adaptarse a costumbres aceptadas; pero la verdadera cortesía no requiere el sacrificio de los principios en aras de los convencionalismos sociales.  No sabe de castas.  Enseña el respeto propio, el respeto a la dignidad del hombre en su calidad de tal, y la consideración hacia todo miembro de la gran confraternidad humana.- Ed 240 (1903).

Mantener el respeto propio.

Dios no mira desde el mismo punto de vista que el hombre.  No juzga por las apariencias, sino que escudriña el corazón y juzga rectamente.- OE 128, 129 (1915).

 

El respeto propio es la medida del respeto por los demás.

Mediante la complacencia del pecado, se destruye el respeto propio; 263 y cuando éste se pierde se disminuye el respeto por los demás; pensamos que los otros son como nosotros mismos.- 6T 53 (1900).

 

 

Los hábitos erróneos destruyen el respeto propio de los alumnos.

Por hábitos erróneos pierde la facultad de valorarse.  Pierde el dominio propio. No puede razonar correctamente acerca de los asuntos que más íntimamente le conciernen.  Es descuidado e irracional en la forma de tratar su mente y su cuerpo.

 Por hábitos erróneos, se arruina. No puede obtener la felicidad; pues su descuido en el cultivo de los principios puros y sanos lo coloca bajo el dominio de los hábitos que destruyen su paz. Sus años de estudio abrumador se pierden, porque se ha destruido a si mismo. Ha empleado mal sus facultades físicas y mentales, y el templo de su cuerpo se halla en ruinas.  Está arruinado para esta vida y para la venidera.  Pensó obtener un tesoro adquiriendo conocimiento y sabiduría terrenales; pero por dejar a un lado la Biblia sacrificó un tesoro que vale más que cualquier otra cosa.- PVGM 80, 81 (ed.  PP), 71 (ed.  ACES) (1900).

 

Las palabras impacientes dañan el respeto propio.

Los que emplean un lenguaje tal experimentarán, pérdida del respeto propio y de la confianza en sí mismos, y tendrán amargo remordimiento y pena por haber perdido el dominio propio y hablado de ese modo. ¡Cuánto mejor sería no pronunciar jamás palabras semejantes! ¡Cuánto mejor sería tener el aceite de la gracia en el corazón, ser capaces de resistir toda provocación y soportar todas las cosas con mansedumbre y tolerancia cristianas!- RH, 27 de feb. de 1913; MJ 325.

 

 

El sostenerse a sí mismo en lo económico aumenta el respeto propio.

A los que se esfuerzan por reformarse se les debe proporcionar ocupación.  A nadie capaz de trabajar se le debe enseñar a esperar que recibirá comida, ropa y vivienda de balde.  Para su propio bien, como para el de los  demás, hay que idear algún medio que le permita devolver el equivalente de lo que recibe.  Aliéntese todo esfuerzo hacia el sostenimiento propio, que fortalecerá el sentimiento de la dignidad personal y una noble independencia.  Además, la ocupación de la mente y el cuerpo en algún trabajo útil es una salvaguardia esencial contra la tentación. -MC 132 (1905).

Cuidado con la compasión propia.

Necesitamos desconfiar de la compasión propia. Jamás os permitáis sentir que no se os aprecia debidamente ni se tienen en cuenta vuestros esfuerzos, o que vuestro trabajo es demasiado difícil.  Toda murmuración sea acallada por el recuerdo de lo que Cristo sufrió por nosotros.  Recibimos mejor trato que el que recibió nuestro Señor.  "¿Y tú buscas para ti grandezas?  No busques" (Jeremías 45: 5).-MC 378 (1905).

Cristo restaura el respeto propio.

No debe ser difícil recordar que el Señor desea que usted deposite sus problemas y perplejidades a sus pies, y que los deje allí.  Vaya a él, diciendo: "Señor, mis cargas son demasiado pesadas.  ¿Quieres llevarlas en mi lugar?" Y el contestará: "Yo las llevaré.  'Con misericordia eterna tendré compasión de ti'.  Llevaré tus pecados y te daré paz.  No sigas menospreciándote, porque te he comprado con mi propia sangre.  Eres mío. Fortaleceré tu voluntad debilitada.  Tu remordimiento por el pecado yo lo quitaré". -Carta 2, 1914; TM 519, 520

 

Cultive el respeto propio.

No es la voluntad de vuestro Padre celestial que continuamente estéis bajo tribulación Debierais cultivar el respeto propio, viviendo de tal modo que seáis aprobados por vuestra propia conciencia, y delante de los hombres y los ángeles. . .

 Tenéis el privilegio de ir a Jesús  "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu"(Rom. 8:1). Mientras no debemos pensar en nosotros mismos más de lo debido, la Palabra de Dios no condena un debido respeto propio.  Como hijos e hijas de Dios, debiéramos tener una consciente dignidad de carácter, en la cual el orgullo y la importancia de sí mismos no tienen parte. -RH, 27 de marzo de 1888; NEV 145. 267

 

 

MENTE , CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO 1

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